Reglas ortográficas: Definición, usos, tipos y ejemplos

Las reglas ortográficas son el pilar que orienta la correcta escritura de una lengua. De ese modo, es necesario tenerlas presentes para conservar la pureza del idioma y lograr una redacción adecuada. Además, contrario a lo que se suele pensar, no son difíciles de aprender.

reglas ortográficas del español

Para demostrarlo hemos elaborado un post con las reglas ortográficas que toda persona debe conocer. Te las explicaremos una por una mientras te vamos dando ejemplos de su uso. Y a fin de que puedas comprobar que las has entendido bien, te dejamos unos ejercicios muy sencillos al final.

Definición de las reglas ortográficas

Las reglas ortográficas son un conjunto de normas que regulan y dictaminan cómo debe escribirse una lengua.

Es decir, estas reglas son los lineamientos que indican la manera adecuada en la que deben ser escritas o redactadas las palabras del idioma al que pertenecen. De igual manera, señalan cómo utilizar sus signos de puntuación.

Claro está, cada lengua posee sus propias normas. A veces pueden coincidir con las de otra, al menos en algunos puntos; sin embargo, no es lo común.

¿Para qué sirven las reglas ortográficas?

Las reglas ortográficas sirven para que la escritura sea clara y los mensajes sean entendibles.

Por consiguiente, al aprender y dominar dichas reglas podemos escribir adecuadamente cualquier tipo de texto. Y en contraste, la falta de estas normas puede ocasionar toda clase de confusiones.

Pese a esa importancia tan clara, muchas personas desconocen las reglas ortográficas del español. Esa es la explicación de los muchos errores ortográficos que podemos llegar a encontrarnos.

Reglas ortográficas básicas en el español

El idioma español es uno de los más ricos en cuanto a posibilidades expresivas. Ese rasgo implica indirectamente una gran cantidad de normas, lo que parece dificultar su aprendizaje.

Pero en esta ocasión nos centraremos en las normas básicas, o sea, las más fundamentales y sobre las que se sostiene toda nuestra lengua. ¡Apréndelas y verás cómo mejora tu capacidad para escribir!

Reglas ortográficas de la v

La letra “v” es bastante sencilla de utilizar, a pesar de que pareciera ser todo lo contrario. En resumidas cuentas, podemos decir que tiene cuatro reglas.

Con las terminaciones “iva”, “ava”, “ivo”, “avo”, “eve”, “eva” y “evo”

Las terminaciones “iva”, “ava”, “ivo”, “avo”, “eve”, “eva” y “evo” podemos encontrarlas en varios verbos y adjetivos. Lógicamente, suelen estar al final.

Sin embargo, pese a ser terminaciones lo cierto es que pueden estar en varias posiciones. Sea como sea, casi siempre llevan esa “v” entre la vocal de inicio y la de cierre:

  • Intempestivo
  • Huevo
  • Lavo
  • Remueva
  • Nieve
  • Fugitiva
  • Grava
Con las terminaciones “versar” y “servar”

Un cierto número de los verbos de nuestro idioma acaban en “servar” o “versar”. Ambas terminaciones deben llevar “v” siempre, tanto en la forma original del verbo como en sus conjugaciones:

  • Observar – observado, observaremos, observaron.
  • Tergiversar – tergiverso, tergiversando, tergiversamos.
  • Conservar – conservado, conservando, conservaré.

Cabe señalar que esta norma es absoluta. O sea, no hay ninguna excepción posible, por lo que debemos respetarla siempre.

Con las terminaciones “ívoro” e “ívora”

Estas dos terminaciones, aunque poco comunes, sí aparecen en varios adjetivos. Pues bien, la “i” siempre debe ir seguida de la “v”:

  • Carnívoro
  • Omnívora
  • Herbívoros

Sin embargo, esta regla tiene una excepción, y es el sustantivo “víbora”, que se refiere a un animal. Solo en ese caso la “v” se ve reemplazada por la “b”.

Con tres conjugaciones de los verbos “andar”, “estar” y “tener”
Los verbos “andar”, “estar” y “tener” pueden adquirir una “v” cuando son conjugados en tres tiempos verbales. Veamos cuáles son:
  • Futuro simple del modo subjuntivo: anduviere, estuviere, tuviere.
  • Pretérito imperfecto del mod subjuntivo: anduviese y anduviera, estuviese y estuviera, tuviese y tuviera.
  • Pretérito perfecto simple del modo indicativo: anduvo, estuvo, tuvo.

Cabe destacar que esta norma se aplica para cualquier persona: primera del singular (yo), segunda del singular (tú), etc. Lo único que cambiará entre una y otra es la terminación, aunque la “v” permanecerá.

Reglas ortográficas de la b

La letra “b” es una de las que más reglas ortográficas tiene. Aun así, ninguna de ellas es realmente compleja. Veamos cuáles son.

Antes de otra consonante

Sabemos que en el idioma español la “b” y la “v” comparten un mismo sonido. No obstante, en la escritura solo la primera de ellas puede ir seguida de otra consonante, sin importar la posición de la sílaba:

  • Bramido
  • Afable
  • Amigable
  • Brazo
  • Obligado
  • Blando

Si por casualidad nos encontramos una palabra en la que esta regla no se cumple, seguramente se trate de un término proveniente o heredado de otro idioma.

Con seis verbos que terminan en “er”

En nuestro idioma existen seis verbos que contienen la terminación “er” precedida de “b”. La regla consiste en que tanto ellos como sus conjugaciones conservan dicha letra, de modo que debemos memorizarlos:

  • Haber – habría, habremos, habrá
  • Caber – cabría, cabremos, cabrá
  • Sorber – sorbería, sorberemos, sorberá
  • Deber – debería, deberemos, deberá
  • Saber – sabría, sabremos, sabrá
  • Beber – bebería, beberemos, beberá
Con “bunda” y bundo”

Las terminaciones “bunda” y “bundo” son frecuentes en algunos adjetivos de nuestro idioma. Pues bien, siempre comienzan con “b”:

  • Moribunda
  • Errabundo
  • Gemebunda
Con el pretérito imperfecto de los verbos terminados en “ar”
Los verbos que terminan en “ar” adquieren una letra “b” cuando los conjugamos en el tiempo pretérito imperfecto del modo indicativo. Procedamos a verlo:

  • Atar – ataba, ataban, atábamos.
  • Gritar – gritaba, gritaban, gritábamos.
  • Humillar – humillaba, humillaban, humillábamos.
Con la terminación “bilidad”

Otra terminación que lleva “b” al inicio es “bilidad”, sin excepción posible. La podemos encontrar en múltiples sustantivos, como los siguientes:

  • Rentabilidad
  • Aceptabilidad
  • Flexibilidad
  • Honorabilidad

Esa “b” inicial se mantiene en los adjetivos que se deriven de esos sustantivos. Siguiendo el mismo orden, obtendríamos “rentable”, “aceptable”, “flexible” y “honorable”.

Luego de la consonante “m”

Sabemos que la consonante “m” puede ir seguida de muchas letras cuando aparece en una palabra. Sin embargo, existen muchas dudas acerca de si tanto la “b” como la “v” pueden ocupar ese lugar.

La regla es bastante clara: de esas dos letras, solo la “b” puede acompañar a la “m”. Esto se aplica sin importar a qué categoría o clase pertenezca la palabra:
  • Ambigüedad
  • Embelesar
  • Ambivalente
  • Cambios
Con “bi” y “bis”

Todas las palabras que comienzan con “bi” y “bis” tienen que llevar esa “b” al comienzo. Esta norma es absoluta:

  • Bifocal
  • Bisnietas
  • Bimestral
Con “bur”, “bu” y “bus”

Las sílabas “bur”, “bu” y “bus” aparecen al principio de muchas clases de palabras. Sea cual sea la categoría, es importante conservar la “b” inicial:

  • Burlarse
  • Bufón
  • Búsqueda
Con la terminación “buir”

La terminación “buir” está presente en unos cuantos verbos del español. Podemos observar que hay en ella una “b”. Esta debe estar presente no solo en el verbo original, sino también en sus respectivas conjugaciones:

  • Retribuir – retribuimos, retribuiré, retribuyeron.
  • Atribuir – atribuimos, atribuiré, atribuyeron.
Con la terminación “bir”

La terminación “bir” está presente en varios verbos. Excepto en dos casos —a saber, “servir” y “vivir”—, la “b” aparece siempre al inicio. Lo mismo ocurre si conjugamos el verbo como tal:

  • Inhibir – inhibido, inhibieron, inhibiremos
  • Prohibir – prohibido, prohibieron, prohibiremos
  • Recibir – recibido, recibieron, recibiremos

Reglas ortográficas de la g

La letra “g” cuenta con una notable cantidad de reglas, todas bien claras y definidas. La mayoría de ellas implican terminaciones o sílabas que no cambian.

Con la terminación “gen”

En varios sustantivos y verbos podemos encontrar la terminación “gen”. Por norma general, esa “g” al inicio debe permanecer siempre:

  • Recogen
  • Dirigen
  • Margen
Con la sílaba “gest” en cualquier posición

En diversas palabras podemos encontrar la sílaba “gest”. Sin importar en qué posición esté, debe llevar la “g” inicial en todo momento:

  • Gesticulación
  • Congestión
  • Gestor
Con las terminaciones “gión”, “gio”, “gírico”, “gioso”, “gia”, “gional” y “gionario”

Estas terminaciones pueden aparecer en sustantivos o adjetivos. Algunas de ellas incluso forman parte de ambos. Sea cual sea el caso, es obligatorio que lleven “g”:

  • Región
  • Litigio
  • Panegírico
  • Contagioso
  • Magia
  • Interregional
  • Religionario
Con las terminaciones “gencia” y “gente”
La terminación “gente” está presente en unos cuantos adjetivos. Las reglas indican que siempre inicia con “g”, sin excepción:
  • Regente
  • Indigente
  • Indulgente

Por su lado, “gencia” aparece al final de muchos sustantivos. Tiene una sola excepción, “majencia”. Del resto, debe empezar con “g”:

  • Vigencia
  • Urgencia
  • Convergencia
Con la terminación “algia”

La terminación “algia” aparece en un buen número de sustantivos. Siempre que la escribamos debemos tener presente la “g” que va justo en el medio:

  • Nostalgia
  • Otalgia
  • Gastralgia
Con las terminaciones “gogia”, “gogía” y “logía”

Estas tres terminaciones forman parte de sustantivos que normalmente hacen referencia a disciplinas de estudio. En dos de ellas se debe repetir la “g”, mientras que en la otra la debemos colocar una sola vez:

  • Demagogia
  • Antropología
  • Biología
  • Pedagogía
Con el prefijo “geo”

En este caso nos topamos con “geo”, un prefijo que hemos heredado del griego. Debe llevar la letra “g” al inicio sin importar ni el tipo de palabra ni su longitud:

  • Geometría
  • Geocéntrico
  • Geología
  • Geocentrismo
Con los verbos que acaban en “ir” y “er”

Existen muchos verbos que acaban en “ir” o “er” y que antes de esas terminaciones incluyen una “g”. Esta última se debe conservar en algunas conjugaciones:

  • Escoger – escogimos, escogeremos, escogerán.
  • Elegir – elegimos, elegiremos, elegirán.
Sin embargo, esta regla no es absoluta, ya que esos mismos verbos en otras conjugaciones pueden adquirir “j” y no “g”. Y, además, existen otros verbos que pueden acabar en “jer” (“retejer”) o “jir” (“grujir”).

Con las terminaciones “giénico”, “ginal”, “ginoso” y “gíneo”

La “g” también se debe usar al comienzo de las terminaciones “giénico”, “ginal”, “ginoso” y “gíneo”. Todas ellas suelen aparecer en adjetivos:

  • Higiénico
  • Virginal
  • Cartilagíneo
  • Oleaginoso

Mas cabe resaltar que para la terminación “ginoso” existe una excepción, y es la palabra “aguajinoso”.

Con las terminaciones “ígena”, “ígero”, “ígeno” e “ígera”
Estas cuatro terminaciones comparten varias similitudes. Una de ellas es que la segunda letra es “g”, y así debe ser siempre, sin importar la categoría de la palabra:
  • Indígena
  • Alienígeno
  • Florígera
  • Alígero
Con “géneo”, “génico”, “gesimal”, “gélico”, “genario”, “genio”, “gésimo”, “génito” y “gético”

Las terminaciones “géneo”, “génico”, “gesimal”, “gélico”, “genario”, “genio”, “gésimo”, “génito” y “gético” deben comenzar con “g”. Esto aplica independientemente del género o del número:

  • Génico – fotogénico.
  • Gélico – angélicos.
  • Genario – nonagenario.
  • Géneo – homogéneo.
  • Gesimal – cuadragesimales.
  • Génito – primogénito.
  • Gético – apologético.
  • Gésimo – octogésimo.
  • Genio – primigenio.

Reglas ortográficas de la c

En el caso de la “c” nos topamos con una letra muy compleja, puesto que posee dos sonidos que a su vez comparte con otras letras:
  • Con “s” y “z”, como en “ración”
  • Con “k” y “q”, como en “cartón”

Para cada uno de esos sonidos esta letra posee varias reglas. Así pues, lo mejor es que las dividamos en dos grupos:

Reglas de la “c” como “s” y “z”

Primero que nada, nos centraremos en las reglas de la “c” con el sonido de “z” y “s”, por ser más numerosas. De ese modo, el otro grupo parecerá más sencillo.

Conviene ir señalando desde ya que muchas de estas normas incluyen excepciones. Por lo tanto, presta mucha atención para que las aprendas y sepas reconocerlas.

Con las palabras que acaban en “imiento”

Antes de la terminación “imiento” pueden estar muchas consonantes. No obstante, entre la “c”, la “s” y la “z” solo la primera puede ocupar esa posición:

  • Establecimiento
  • Cimientos
  • Nacimiento
  • Enaltecimiento
Con verbos que acaban en “ir”
Aunque no es una norma absoluta, lo más común es que delante de la terminación “ir” encontremos una “c”. Esto da lugar a los verbos que acaban en “cir” y “ducir”:
  • Maldecir
  • Abducir
  • Esparcir
  • Producir
Con el plural de las palabras que tienen “z” al final

Cualquier palabra que termine en “z” en su forma singular adquiere la “c” cuando pasa a estar en plural. Veamos unos ejemplos:

  • Secuaz – secuaces.
  • Locuaz – locuaces.
  • Juez – jueces.
  • Tapiz – tapices.
Con la terminación “iar”

Muchos de los verbos que acaban en “iar” llevan “c” antes de la terminación. Asimismo, la conservan en sus conjugaciones:

  • Renunciar – renunciaré, renunciarán, renunciado.
  • Financiar – financiaré, financiarán, financiado.
  • Codiciar – codiciaré, codiciarán, codiciado.
Con las terminaciones “ncio” y “ncia”

La letra “c” también debe ir en las terminaciones “ncio” y “ncia” la mayoría de las veces. Igualmente, ambas pueden ir precedidas solo por las vocales “e” y “a”:

  • Anuncio
  • Sentencia
  • Pronuncio

Pero esta regla tiene dos excepciones, “ansia” y “Hortensia”. Debemos memorizarlas para no escribirlas incorrectamente.

Con las derivaciones de sustantivos que terminan en “tor”
De los sustantivos que tienen la terminación “tor” se pueden generar otros. Para ello basta con que reemplacemos “tor” por “ción” (sin olvidar la tilde):
  • Interceptor – intercepción.
  • Editor – edición.

Si ocurre que antes de “tor” ya hay una “c”, esta se conserva y se añade la otra. Por ejemplo, de “constructor” se deriva “construcción”. Aunque en algunos casos se debe utilizar “x”, como en “conexión”, que viene de “conector”.

Con los verbos que terminan en “er”

La terminación “er” es una de las más frecuentes en los verbos. En algunas ocasiones debe ir precedida por “c”.

  • Rehacer
  • Enaltecer
  • Convencer
No obstante, ese lugar lo puede ocupar también la “s”. Esto ocurre en “toser” y “coser”, por mencionar dos ejemplos. Pero estas excepciones son pocas en realidad.
Con “cidio”, “cida” y “cido”

En la mayoría de los casos debemos utilizar “c” al principio de las terminaciones “cido”, “cida” y “cidio”:

  • Suicida
  • Embrutecido
  • Suicidio

Sin embargo, a veces no coresponde la “c”, sino la “s”. Como muestra de ello tenemos “subsidio”, “glicósido” y “corcusida”.

Con diminutivos

A la hora de crear diminutivos lo usual es utilizar las terminaciones, “ecillo”, “cillo” y “cito”. Todas incluyen una “c”, como puede verse. Debemos seguir esta norma siempre y cuando el sustantivo original no acabe en “s”:

  • Tren – trencito.
  • Pan – panecillo.
  • Corazón – corazoncillo.

Claro está, los diminutivos se pueden formar con otras terminaciones, pero estas no incluyen “c”. Por eso nos centramos en aquellas tres.

Con palabras que terminan en “icie”, “icia”, “icio” o “acia”

A pesar de que no esta norma no se cumple en todos los casos, la “c” debe hallarse presente en las terminaciones “icie”, “icia”, “icio” o “acia”:

  • Superficie
  • Acacia
  • Vicio
  • Franquicia

Las excepciones a esta regla incluyen una “s” en el lugar que ocupa la “c”: “Asia”, “Dionisio”, entre otras.

Con verbos que terminan en “zar”
En el español hay también verbos que poseen la terminación “zar”. Estos adquieren “c” en algunas de sus conjugaciones:
  • Realizar – realicé, realice, realices.
  • Cotizar – coticé, cotice, cotices.

Notemos que en ambos casos la letra “c” va acompañada de “e”. Esto se mantiene así en cualquier otro verbo que decidamos conjugar.

Reglas de la “c” como “k” y “q”

Como ya señalamos arriba, las reglas de la “c” son pocas si el sonido que representa es el que comparte con la “k” y la “q”. Además, cada una de ellas está muy definida, de modo que es fácil recordarlas todas.

Es necesario comentar también que, entre todas las normas que te mostraremos, solamente una no es absoluta.

Antes de “r” y “l”
Las consonantes “r” y “l” pueden ir precedidas solamente por la “c”. Ni la “q” ni la “k” pueden ocupar ese lugar en nuestro idioma:
  • Cráneo
  • Ancla
  • Secreción
  • Enclaustrado
  • Secreto
  • Clave
En posición final de sílaba

Algunas sílabas se cierran con el sonido que comparten la “c”, la “q” y la “k”. Dicho de otra forma, el sonido aparece al final de la sílaba.

Un ejemplo de ello es la palabra “acto”. El sonido cierra la sílaba “ac”. Pues bien, esa posición de cierre puede ser ocupada única y exclusivamente por la “c”:

  • Activo
  • Actividad
  • Pacto
  • Actitudes
Antes de las vocales “a”, “o” y “u”

Excepto contadas ocasiones, lo más usual es que delante de “a”, “o” y “u” vaya “c” cuando su sonido es el de “q” y “k”. Veamos algunos ejemplos:

  • Cartón
  • Empacar
  • Comida
  • Curiosidad

Reglas ortográficas de la y

La “y” es una letra muy versátil en el español, puesto que puede cumplir funciones dentro de una palabra y también fuera de ella. Esa variedad de usos hace que su dominio implique cierta complejidad.

Por suerte, la utilización de esta letra presenta reglas ortográficas fáciles de recordar. Procedamos a conocerlas.

Con el gerundio del verbo “ir”

El verbo “ir” tiene mucho uso en nuestra lengua. Así, es fundamental que sepamos que lleva “y” cuando lo conjugamos en gerundio: “Yendo”.

Ni la “ll” ni ninguna otra letra pueden reemplazar a la “y”. Esta forma del gerundio es invariable, es decir, no cambia sin importar ni el contexto de la oración ni su sujeto.

Con las palabras que acaban en “i”

En el español hay palabras que acaban con el sonido de la letra “i”. No obstante, las normas ortográficas indican que debe ir representado con “y”, tal como en estos casos:

  • Ley
  • Rey
  • Virrey
  • Hoy

Podemos notar que la “y” está siempre precedida por una vocal. Puede haber dos o más, pero en todo caso tiene que estar al menos una, ya que es un requisito para poder aplicar esta norma.

Por último, es necesario señalar que existen algunas excepciones. Sin embargo, suelen ser palabras importadas de otras lenguas, como “samurái”, que viene del japonés.

Con la sílaba “yec”

Si bien no es muy usual toparnos con la sílaba “yec” en una palabra, es necesario que recordemos escribirla con “y” inicial. Esta es una regla absoluta:

  • Eyección
  • Inyección
  • Obyecto
Con la sílaba “yer”

Este es un caso idéntico al anterior, excepto que aquí la letra final es “r” y no “c”. La sílaba “yer” siempre empieza con “y”, y, generalmente, aparece al principio de la palabra:

  • Yerno
  • Anteayer
  • Yero
  • Yerbera
Con el plural de palabras que terminan en “y”

Ya hablamos de las palabras que adquieren “y” al final. Ahora debemos señalar que si las queremos colocar en plural debemos conservar la letra en todo momento:

  • Leyes
  • Reyes
  • Virreyes
  • Hoyes

Lógicamente, el sonido de la “y” pasa a ser consonántico. Es decir, ya no suena como la letra “i”, sino como “ye”.

Con el verbo “oír”

La letra “y” puede aparecer también en algunas conjugaciones del verbo “oír”. Esto se puede evidenciar en cada uno de los modos verbales conocidos y también en forma de gerundio:

  • Modo indicativo: oyes, oyó, oyeron.
  • Modo subjuntivo: oyera, oyese, oyéramos, oyeran, oyeras.
  • Modo imperativo: oye.
  • Gerundio: oyendo.
Como conector entre dos palabras

Este es un uso especial de la “y”, ya que no pasa a formar parte de ninguna palabra en sí, sino que enlaza una con otra. Así pues, pasa a ser un conector:

  • “Juan y María son hermanos”.
  • “Se sentía decepcionada y triste”.

Esa es la manera correcta de utilizar la “y” como un enlace. No obstante, si la palabra que sigue empieza por “i”, debemos sustituir la “y” por “e” para evitar la cacofonía (repetición de dos sonidos idénticos):

Con los verbos que acaban en “uir”

En líneas generales, los verbos que poseen la terminación “uir” adquieren una “y” en algunas de sus conjugaciones. Aquí también podemos incluir todos los modos verbales y el gerundio:

  • Modo indicativo: disminuyo, disminuye, disminuyes, disminuyen, disminuyeron.
  • Modo subjuntivo: disminuya, disminuyas, disminuyamos, disminuyera, disminuyese.
  • Modo imperativo: disminuye
  • Gerundio: disminuyendo

En cuanto a las excepciones de esta regla, todas llevan una “g” o una “q” antes de la terminación. Por ejemplo, “conseguir” y “delinquir”.

Con algunos verbos que terminan en “er”

Dentro de la extensa lista de verbos que poseen la terminación “er”, existen seis que incluyen “y” en algunas conjugaciones. Veamos cuáles son:

  • Poseer
  • Leer
  • Caer
  • Sobreseer
  • Raer
  • Creer

En esta oportunidad los modos verbales son solo dos, y el gerundio sigue presente. Para ejemplificarlo vamos a usar el verbo “creer”:

  • Modo indicativo: creyó, creyeron.
  • Modo subjuntivo: cayera, cayese, cayéramos, cayeran.
  • Gerundio: cayendo.
Luego de las sílabas “dis”, “ad” y “sub”
Las sílabas “ad”, “sub” y “dis” (bastante comunes en verbos, sustantivos y adjetivos) deben ir seguidas de “y”, independientemente de qué tan larga sea la palabra en cuestión:
  • Disyuntivo
  • Adyacencia
  • Subyace

Usualmente hallaremos las tres sílabas al inicio, aunque es posible que aparezcan en otras posiciones. Sea como sea, la regla continúa siendo válida.

Reglas ortográficas de la ll

La “ll” no tiene tantas normas como otras de las letras que hemos visto. Aunque sí presentan muchas excepciones, de modo que deberás prestar especial atención en cada una.

Con la terminación “ar”

La terminación “ar” está presente en muchísimos verbos y en unos cuantos sustantivos. Si bien no ocurre siempre, lo normal es que esté precedida por “ll” en su forma original y en sus respectivas conjugaciones:

  • Rallar
  • Encallar
  • Hallar
  • Callar

Las excepciones a esta norma, como podemos suponer, incluyen la “y”: arroyar, ensayar, repoyar, entre otras. Y naturalmente, hay otras palabras que terminan en “ar” pero que no usan ni “y” ni “ll”.

Con “fa”, “fu” y “fo” al inicio

Las palabras que comienzan con “fa”, “fu” o “fo” deben ir seguidas solamente por la “ll”. De esa manera, colocar “y” sería un error:

  • Fallecido
  • Fullero
  • Follo

Como es lógico, pueden aparecer otras consonantes. Pero si el sonido es el que comparten la “ll” y la “y”, tenemos que recordar que la primera es la correcta.

Con los verbos “llenar”, “llover”, “lloviznar” y “llevar”

Aquí nos encontramos con una regla absoluta. Los verbos “llenar”, “llover”, “lloviznar” y “llevar” incluyen siempre una “ll” al inicio, y se conserva en todas sus conjugaciones:

  • Llover – lloverá, llovió, lloviendo.
  • Lloviznar – lloviznará, lloviznó, lloviznando.
  • Llevar – llevará, llevó, llevando.
  • Llenar – llenará, llenó, llenando.

La norma es la misma con los verbos “rellenar” y “conllevar”, que son las formas compuestas de “llenar” y “llevar” (a pesar de que no poseen el mismo significado).

Palabras con la terminación “ir”

Existen en el español una infinidad de verbos que acaban en “ir”. Antes de ella no puede ir “y”, sino únicamente la “ll”. En consecuencia, surge la terminación “llir”:

  • Engullir
  • Rebullir
  • Zabullir

Por otro lado, si conjugamos esos verbos, se mantienen la partícula “lli”. En el caso del primero sería “engullido”, “engullendo”, “engullo”, “engulliré”, y así sucesivamente (tanto con este como con los otros verbos).

Con las terminaciones “illo”, “alle”, “elle” “illa”, “ello” y “allo”

Por norma general, estas terminaciones deben llevar una “ll” intermedia cuando aparecen en una palabra. La mayoría de las veces son sustantivos o adjetivos:

  • Armadillo
  • Sembradilla
  • Atropello
  • Fallo
  • Arenilla
  • Resuelle
Pero la regla no es absoluta. Existen excepciones como “apoyo”, “cayó”, “mayo” y unas cuantas más que debemos tener en mente cuando escribamos.

Reglas ortográficas de la q

La “q” es una letra que posee pocas reglas de uso; de hecho, sirve principalmente en casos que no permiten utilizar la “c”. De igual forma, siempre va acompañada por la “u”, aunque esta vocal permanece muda.

Con algunos tiempos verbales de los verbos acabados en “car”
Los verbos que terminan en “car” pueden adquirir “qu” al final cuando son conjugados en dos tiempos verbales específicos:
  • Pretérito perfecto simple del modo indicativo
  • Presente del modo subjuntivo

Siguiendo ese mismo orden, vamos a ejemplificar esta norma con los verbos “replicar” y “atascar”:

  • Repliqué, atasqué.
  • Replique, atasque.

Conviene señalar que en cada caso la persona conjugada no es la misma. En el primer tiempo verbal se puede usar solo “yo”. En cambio, el segundo funciona con todas las personas, ya sean del singular o del plural.

Antes de las vocales “i” y “e”
Tanto la vocal “i” como la “e” deben ir precedidas por “qu”. Por supuesto, esta regla funciona solo cuando el sonido se corresponde con el que comparten la “q”, la “k” y la “c”:
  • Querer
  • Quizá
  • Queso
  • Quienes

Ahora bien, hay algunas palabras que no se ajustan a esa norma. Generalmente, suelen pertenecer o venir de otras lenguas, como “bikini” y “kiosco”. Sin embargo, en ambas podemos sustituir la “k”, por “qu”.

Reglas ortográficas de la j

La “j” es una letra con varias reglas ortográficas, pero ninguna de ellas es complicada. Además, te las resumiremos de una manera sencilla y clara.

Con las conjugaciones de verbos que contienen “j”

Esta es la regla más simple de todas las que veremos. Todos los verbos que en su forma básica incluyen una “j” deben mantenerla en cada una de sus conjugaciones:

  • Juzgar – juzgamos, juzgaremos, juzgarían.
  • Viajar – viajamos, viajaremos, viajarían.
Con la terminación “jear”

Esta terminación está presente en muchísimos verbos. La “j” debe estar al inicio tanto en la forma original del verbo como también en sus derivados:

  • Masajear — masajeamos, masajearon, masajeo.
  • Homenajear – homenajeamos, homenajearon, homenajeo.

La única excepción de esta regla es el verbo “aspergear”. Sin embargo, es poco probable que lo usemos o nos topemos con él.

Con las palabras que llevan “aje” al inicio o al final

En muchos sustantivos y adjetivos podemos encontrar “aje”, ya sea al comienzo de la palabra o al final. La “j” debe estar en medio de las dos vocales:

  • Ajenas
  • Ajetreo
  • Equipaje
  • Viaje
Cabe señalar que esta norma no está libre de excepciones, dado que al español han llegado muchas palabras extranjeras que utilizan “g” intermedia en vez de “j”. Sin embargo, son muy pocas, así que rara vez nos toparemos con una.

Tomando eso en cuenta, podemos decir que la regla sí es absoluta siempre que estemos hablando de un vocablo originario del español.

Con palabras que incluyen “eje” al principio o al final

Diferentes palabras del español contienen “eje” al comienzo o en la posición final. Casi siempre son verbos conjugados, pero pueden ser sustantivos y adjetivos:

  • Aconseje
  • Hereje
  • Ejercicio
Con los verbos que acaban en “ducir”, “traer” o “decir”

Las terminaciones “ducir”, “traer” y “decir” aparecen en un buen número de verbos. No incluyen “j” originalmente, pero eso cambia si los conjugamos en pretérito perfecto simple del modo indicativo:

  • Abducir – abduje, abdujimos, abdujeron.
  • Atraer – atraje, atrajimos, atrajeron.
  • Maldecir – maldije, maldijimos, maldijeron.
Con las terminaciones “jera”, “jería” y “jero”

Muchos sustantivos y adjetivas acaban en “jero”, “jería” o “jera”. La “j” inicial se conserva en todos los casos:

  • Cerrajero
  • Granjero
  • Mensajera
  • Rejería
  • Extranjera
  • Mensajería

Reglas ortográficas de la k

La letra “k” es muy particular dentro de nuestra lengua. Casi no posee ninguna función; de hecho, se utiliza en palabras que no son propias del español, sino que provienen de otros idiomas.

En ellos la “k” tiene un uso más amplio y definido. Y al importar el término en cuestión se acostumbra conservar su forma original con esa letra.

Por consiguiente, hay una sola norma que debemos conocer. A continuación la desarrollaremos con más detalle.

Con palabras de otros idiomas

Ya dijimos que el uso de la “k” se limita a las palabras o vocablos que tomamos o adaptamos de otras lenguas. Pues bien, la letra suele ir acompañada de “a”, “o” e “i”, aunque puede aparecer cualquier vocal:

  • Kimono
  • Kiosco
  • Karate
  • Kit
  • Bikini
  • Koala
  • Kínder
  • Friki

Si bien la regla es mantener la forma de la palabra, algunos términos han acabado adaptándose a la escritura de nuestro idioma. Así, “kiosco” también puede ir escrito como “quiosco”, por mencionar un ejemplo.

Reglas ortográficas de la h

La “h” es una letra particularmente confusa en ocasiones porque carece de sonido, lo cual hace difícil que sepamos cuándo colocarla. Por fortuna, sus reglas nos sirven de guía.

Con las palabras que empiecen por “ia” o “ie”

Los diptongos “ia” y “ie” suelen aparecer al inicio de muchas palabras. Siempre que sea así, deben ir precedidos por la “h”:

  • Hierro
  • Hiel
  • Hiato
  • Hialina
Con algunas palabras que comienzan con “ex”
Si bien no es una regla absoluta, la mayoría de las palabras que comienzan con la sílaba “ex” llevan “h” a continuación. Entre ellas tenemos las siguientes:

  • Exhibición
  • Exhortación
  • Exhalación

Entre las excepciones tenemos “exilio”, “exigüidad”, “exigir”, “exigencias” y “eximir”.

Con las palabras que llevan al inicio “herb”, “host”, “horr”, “horm”, “hosp”, “holg”, “herm” o “hist”

Las sílabas “herb”, “host”, “horr”, “horm”, “hosp”, “holg”, “herm” o “hist” deben tener siempre esa “h” en la posición inicial. Esto aplica sin importar qué tan larga o corta sea la palabra en la que aparezcan:

  • Historiografía
  • Herbáceo
  • Hostilidad
  • Hospitales
  • Horrores
  • Hermandad
  • Holgazán
  • Hormigas
Antes de “ua, “ue” y “ui”
La letra “h” debe aparecer antes de los diptongos “ua”, “ue” y “ui” —a menos que ese lugar lo ocupe otra consonante. No importa en qué posición de la palabra estén:
  • Huelva
  • Huancaíno
  • Enhuecar
  • Huesos
  • Ahuecar
  • Huida
  • Huidizo
Con algunas interjecciones

Las interjecciones son palabras que carecen de significado, pero sirven para reflejar diferentes emociones. Algunas de ellas llevan “h” al inicio o al final:

  • Hola
  • Ah
  • Eh
  • Oh
Después de “mo” o “za”
Aquí estamos con una regla que no es absoluta, o sea, tiene ciertas excepciones. Pero, en la mayoría de los casos, las palabras que comienzan con “mo” o “za” llevan “h” intermedia si lo que viene después es una vocal:

  • Mohín
  • Zahirió
  • Mohíno
Con palabras que empiezan por “hum”

Si una palaba comienza con la sílaba “hum” y esta va seguida de una vocal, debe llevar la “h” inicial. Así se demuestra en estos casos:

  • Humoristas
  • Humeante
  • Humillado
  • Humanidad
Debemos recordar que es necesario que aparezca la vocal luego de “hum”. En caso contrario, ya no podemos aplicar esta norma.
Con prefijos

Los prefijos son muy comunes en el español. Una buena parte de ellos lleva “h” inicial. A continuación te los mostramos:

  • Hexa
  • Hect
  • Hemo
  • Halo
  • Hol
  • Homeo
  • Hetero
  • Hept
  • Hepat
  • Hidro
  • Hema
  • Hipo
  • Helico
  • Hemi
  • Helio
  • Homo
  • Hiper

Cualquier palabra que contenga uno de esos prefijos mantendrá la “h”. Como ejemplo de ellos tenemos “heterosexualidad”, “hipertensión”, “hidrógeno” y “heliocentrismo”.

Con las conjugaciones de verbos que empiezan por “h”
Todo verbo que empiece por “h” conservará esta letra al inicio de cada una de sus conjugaciones. Veamos unos ejemplos:
  • Halagar – halagado, halagamos, halagaría.
  • Hundir – hundido, hundimos, hundiría.
  • Hallar – hallado, hallamos, hallaríamos.

 

Uso de mayúsculas

Las mayúsculas en el español no son el tipo de letra corriente. No obstante, se deben usar en ciertos casos para evitar ambigüedades o con otros propósitos. Pasemos a conocerlos.

Con nombres propios

Por “nombres propios” entendemos un conjunto de palabras que permiten denominar a una persona, a un animal o a una cosa para distinguirla del resto de su tipo o especie. En los tres casos debe tener mayúscula inicial:

  • Jaime (persona).
  • Tizona (objeto, espada del Cid).
  • Juana (persona).
  • Manchas (mascota o animal).

Dentro de este grupo debemos incluir obligatoriamente a las divinidades de las distintas religiones conocidas. Sus nombres también empiezan con mayúscula: “Zeus”, “Amón”, “Apolo”, “Jehová”.

Al comienzo de un párrafo

Todo párrafo debe iniciar con mayúscula. Esta regla se aplica sin importar el tipo de palabra:

  • “Ayer por la noche se supo que habían robado una gran cantidad de material de la hacienda”: en este caso la palabra es el adverbio “ayer”. Normalmente va en minúsculas, pero como está al principio lleva inicial mayúscula.
Lo mismo sucedería con cualquier otro término que comience con minúscula. Y si la palabra lleva mayúscula inicial originalmente, como sucede con los nombres propios, la misma se conserva:
  • “Juan quería ser siempre el foco de atención cuando jugaban béisbol. No obstante, ese día su mejor amigo hizo todo mejor, de manera que todos los halagos y aplausos fueron para él”.
Con distinciones y premios

Los premios, distinciones y condecoraciones similares llevan inicial mayúscula en los sustantivos y adjetivos presentes en su nombre cuando nos referimos directamente a ellos:

  • Premio Cervantes
  • Premio Nobel
  • Orden de la Jarretera
  • Premios Oscar
Con calles, espacios urbanos y avenidas

Los nombres de espacios urbanos, avenidas y calles también deben incluir inicial mayúscula. Sin embargo, se aplica solo al nombre propio que incluya y no al sustantivo genérico (“calle”, “avenida”, etc.):

  • “Ayer nos encontramos con Marcos en la plaza Fagúndez mientras veníamos de regreso” (nombre propio: “Fagúndez”).
  • “La avenida Independencia, famosa por sus tiendas, es la más antigua de la ciudad” (nombre propio: “Independencia”).

La norma cambia si el nombre proviene de otro idioma. En ese caso todas las palabras llevan inicial mayúscula: “Central Park”.

Con los nombres de entidades institucionales

Las entidades institucionales son otro caso especial. Para nombrarlas recurrimos a sustantivos comunes a los que añadimos la inicial mayúscula con el fin de evitar una mala interpretación:

  • Gobierno (‘conjunto de ministros de un estado’) – gobierno (‘acción y efecto de gobernar’).
  • Estado (‘forma de organización política’) – estado (‘situación física’).

Podemos notar que el uso de la mayúscula nos permite diferenciar el sentido con el que se usa cada palabra. Ahora veamos cómo funciona eso en oraciones reales:

  • “Según el filósofo Voltaire, el Estado debe asegurarse de que la sociedad reciba una educación con absoluta libertad de cátedra”.
  • “El estado de la paciente era muy grave; tanto que ninguno de los doctores tenía la más mínima esperanza de poder salvarla”.
  • “El Gobierno estableció recientemente una serie de medidas de protección contra la posible aparición de otra pandemia”.
  • “A María le critican la falta de gobierno en su casa, razón por la cual sus hijos hacen lo que quieren sin preocuparse por lo que ella piense”.

Es evidente que cada término aporta un sentido distinto y que, si usáramos el incorrecto, la oración dejaría de tener coherencia. Por ese motivo debemos recordar colocar la mayúscula cuando hablemos de las entidades.

En este grupo entran muchas más palabras. Entre ellas “Iglesia”, referida a la institución religiosa en sí y no al establecimiento físico; y “Ejército”, en alusión al organismo militar y a no a un grupo de soldados.

Con congresos, seminarios, conferencias y cursos
La mayúscula se usa igualmente en los sustantivos, adjetivos y números romanos que forman parte del nombre de un seminario, conferencia, curso o congreso:
  • Curso de Locución
  • Seminario de Filología Antigua
  • VI Conferencia de Técnicas Forenses
  • III Congreso de Filosofía Griega
Con citas textuales

Cuando hablamos de “citas textuales” nos referimos a fragmentos de texto o de conversación que podemos incorporar a lo que estamos escribiendo. Puede hacerse para señalar lo que alguien ha dicho, para defender una postura, entre otros fines.

Hay varias formas de redactar esas citas. Pero solamente una de ellas empieza con mayúscula, y es cuando utilizamos dos puntos y comillas. Veamos un ejemplo:

  • Cuando todos se sentaron finalmente, el director se levantó y dijo: “Los he convocado para organizar los preparativos de la próxima graduación”.
Luego de signos de interrogación o exclamación de cierre

Los signos de interrogación o de exclamación de cierre (“?” y “!”) pueden concluir una oración. Es decir, tienen la capacidad de funcionar como un punto, por lo que colocar ambos sería un error:

  • “¡Jamás me escuchas cuando te digo que estás haciendo mal algo!. Eres un testarudo, sin lugar a dudas”.
El punto luego del signo de cierre es incorrecto, porque ya el signo en sí está concluyendo el enunciado. La forma correcta sería la siguiente:

  • “¡Jamás me escuchas cuando te digo que estás haciendo mal algo! Eres un testarudo, sin lugar a dudas”.

Podemos ver que “Eres” comienza con mayúscula. La norma indica que, si el signo de cierre finaliza la oración, la palabra que venga después debe llevar mayúscula al inicio.

Por el contrario, si el signo de cierre va seguido de una coma, dos puntos o cualquier otro signo de puntuación que no sea un punto, la inicial de la palabra va en minúscula (salvo que se trate de un nombre propio):

  • “¡Quería ir a ayudarlos!, pero no tenía los recursos suficientes”: aquí el signo es una coma. Esta última da a entender que la oración continúa, así que a palabra “pero” empieza con minúscula.
Con abreviaturas

Las abreviaturas son una representación acortada de una o más palabras. Generalmente, van en mayúsculas o en minúsculas según el término original:

  • “Bs. As.”, de “Buenos Aires”: en este ejemplo el término es un nombre propio. En consecuencia, va en mayúsculas, y estas se mantienen en la abreviatura.
  • “pág”, de “página”: en esta ocasión nos topamos con un sustantivo común, por lo cual va en minúsculas. Y la abreviatura conserva esa forma.

No obstante, existen muchísimas excepciones. Entre ellas tenemos las fórmulas de tratamiento:

  • Ud., de “usted”.
  • D., de “don”.
  • Lic., de “licenciado” o “licenciada”.
  • Dr., de “doctor”.
  • S., de “Su Santidad”.
  • Sr., de “señor”.

Por otro lado, hay algunos términos que no van en mayúsculas, pero sus abreviaturas sí, y esto se debe a la costumbre:

  • V. P., de “previo de venta al público”.
  • L., de “depósito legal”.
Con los números romanos

Los números romanos deben ser escritos con mayúsculas, independientemente de que aparezcan junto a otras palabas o solos:

  • “El estudio habla de las enfermedades del siglo XV”.
  • “XIX”.
  • “XII”.
  • “Siglo IX”.
Con apellidos

Los apellidos son un tipo especial de nombre propio que se aplica solamente a personas. La primera letra debe estar escrita siempre en mayúscula:

  • Ramírez
  • Machado
  • Fernández
  • González
Con siglas

Todas las siglas deben ir en mayúsculas obligatoriamente. Esta norma aplica para cada una de las letras que las compongan:

  • “La población europea ha cuestionado los obstáculos que ha sufrido Suecia para ingresar a la OTAN, pero se sabe que este país no cumple todos los requisitos”.
  • “La OPEP, fundada en la década de 1960, incluye los países con mayores niveles de petróleo. Por ese motivo es que esta organización influye tanto en los precios de dicho producto”.
Podemos notar que, a diferencia de lo que se suele creer, las siglas no llevan puntos, al menos en esos ejemplos. Pues bien, eso cambia si aparecen en un texto que está escrito totalmente con mayúsculas:

  • “RESOLUCIÓN OFICIAL DE LA O.T.A.N.”: en esta oración los puntos permiten resaltar las siglas, a fin de que el lector sepa qué son y no las confunda con otro tipo de palabras”.
En documentos jurídicos y mensajes informativos

Los documentos jurídicos o legales tienen un estilo muy definido. Dentro de este, una norma común es colocar en mayúsculas todo el verbo que representa el objetivo principal del texto:

  • “SOLICITA:
    Que las dos partes concreten un acuerdo que permita la justa distribución de los bienes adquiridos durante el plazo de unión matrimonial”.

Por su lado, en los mensajes informativos se coloca en mayúsculas la parte importante del texto:

  • “Se le informa a nuestra distinguida clientela QUE NO SE ATENDERÁ A NADIE QUE NO PRESENTE LA DOCUMENTACIÓN NECESARIA”.
En frases o títulos escritos completamente en mayúsculas

Este es un uso muy particular, ya que no se debe a un reglamento en sí, sino a una cuestión de estilo. Sucede que en ciertos contextos se escribe en mayúscula cada palabra de una frase o un título.

El efecto resultante es muy llamativo a la vista, porque hace que el mensaje se vea más imponente. Esto se puede apreciar en los casos siguientes:

  • En carteles de advertencia: PROHIBIDO ESTACIONARSE.
  • En portadas de obras y libros: MADAME BOVARY.
  • En capítulos, partes o escenas de una obra: CAPÍTULO IV, PARTE III, ESCENA VIII.
  • En la cabecera de diarios y revistas: EL MUNDO.
  • En mensajes de lápidas y monumentos: MONUMENTO EN HONOR A SIMÓN BOLÍVAR.
Luego de un punto

La primera letra de toda palabra que esté precedida por un punto debe ir en mayúsculas. En primera instancia, tenemos el caso del punto y seguido:

  • “Los oficiales habían prometido mejoras en la paga. Sin embargo, ninguno de los soldados recibió ningún aumento”: dentro de esta oración la palabra es “Sin”. En una situación normal iría en minúscula, aunque, como antes aparece un punto, se coloca en mayúscula la “s”.

En segundo lugar, encontramos el punto y aparte. La regla es la misma, a pesar de que la palabra siguiente inicia en otro renglón:

“Jesús y sus amigos fueron considerados héroes en su comunidad por haber rescatado a un niño de un incendio que se generó en su propia casa.

Al día de hoy, se desconoce cuál fue la causa del incendio. Diversos detectives han planteado que quizá no fue tan accidental…”.

Después de puntos suspensivos

Esta norma es bastante particular, dado que se debe aplicar según las circunstancias. El punto a tomar en cuenta es si lo que viene luego de los puntos suspensivos forma parte del enunciado anterior o es otra oración.

En el caso de que lo que sigue a los puntos sí pertenece al enunciado, conservamos las minúsculas:

  • “Él quería… una camiseta nueva”: en este texto el fragmento “una camiseta nueva” va enlazado al verbo. Por consiguiente, forma parte de la oración, y se mantiene la minúscula al inicio.

Si ocurre lo contrario, la palabra empezará con mayúscula, tal como en el ejemplo siguiente:

  • “La señora lloraba, gritaba, rogaba… Así se mantuvo como dos horas, hasta que el doctor cedió”: aquí nos hallamos con dos oraciones, ya que “Así se mantuvo…” no pertenece al primer enunciado. En consecuencia, esa segunda oración inicia con mayúscula.
Con acrónimos

Los acrónimos son un caso condicionado entre las reglas que veremos. Esto se debe a para que lleven una mayúscula inicial deben representar un nombre propio y poseer más de cuatro letras:

  • Mercosur
  • Celarg
  • Unasur

En contraste, los acrónimos que no cumplen esos requisitos van en minúsculas. Algunos de ellos, de hecho, se han vuelto sustantivos comunes, como “láser” (que viene de “Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation” [las negritas son solo para resaltar las iniciales]).

Con apodos, sobrenombres y pseudónimos

Los apodos, sobrenombres y pseudónimos llevan inicial mayúscula en cada una de sus palabras importantes. Es decir, sustantivos, adjetivos e incluso adverbios:

  • Juana la Loca.
  • Francisco Girardot, el Peregrino.
  • José Martínez Ruiz Azorín (aquí el pseudónimo es la última palabra).
  • Daniel Volterra, alias Mano de Plata.

Podemos notar que los artículos y las preposiciones se mantienen en minúsculas. Esto debe ser así, a menos que aparezcan al inicio del párrafo o la oración.

Por otro lado, lo más normal es escribirlos sin comillas ni en cursiva. Esto último se puede hacer solo en dos casos:

  • Cuando el apodo o pseudónimo aparece entre el nombre y el apellido: «Daniel “Mano de plata” Volterra aterrizó ayer», «Daniel Mano de plata Volterra aterrizó ayer».
  • Cuando el apodo sustituye el nombre: «Hoy “Mano de plata” Volterra hablará de sus próximos proyectos», «Hoy Mano de plata Volterra hablará de sus próximos proyectos»; «Se reveló que el “Puma” Rodríguez está en bancarrota», «Se reveló que el Puma Rodríguez está en bancarrota».

Por último, debemos señalar que, cuando el apodo aparece entre el nombre y el apellido, se suele omitir el artículo que normalmente lo acompaña al inicio: «Joaquín “Chapo” Guzmán», «Joaquín Chapo Guzmán».

Con países, continentes, ciudades y otras zonas geográficas

Las zonas geográficas en general llevan inicial mayúscula en su nombre. Esto aplica también a ciudades, países y continentes. Y si llevan un artículo, este también comienza con mayúscula:

  • “Carlos visitó Madrid hace poco” (Madrid, ciudad).
  • “En España se vive tranquilamente” (España, país).
  • “Nunca me ha gustado estar en Europa” (Europa, continente).
  • “Hay un nuevo virus proveniente de El Salvador” (El Salvador, país).

Notemos que en el último ejemplo el artículo “El” no se une con la preposición que lo precede. Usualmente sí ocurre, cuando está en minúscula; pero no en este caso, puesto que forma parte del nombre del país.

A su vez, esta norma sirve también cuando denominamos de un modo especial a una zona que ya posee un nombre.

  • La Ciudad Eterna (Roma).
  • El Nuevo Mundo (América).
Con los signos del Zodíaco

Los signos del Zodíaco deben ir escritos con mayúscula inicial cuando nos referimos a ellos como tal y no a quienes los poseen:

  • “Quien nace bajo Virgo está condenado a la soledad”.
  • “Aries es el signo de inteligencia y pulcritud”.

En cambio, si el nombre hace alusión a la persona que está bajo el signo, no aplicamos esta regla: “Ricardo es un virgo muy tenaz”.

Con los nombres de dinastías reales

En la actualidad es normal utilizar el apellido de una familia real para hablar de la dinastía completa. Este uso nos obliga a aplicar mayúscula inicial:

  • “Los Borbones son los actuales reyes de España, pero no siempre fue así. De hecho, tuvieron que batallar para hacerse con la corona”.
  • “Históricamente, los Habsburgos han tenido en su mano casi todos los reinos importantes. Entre ellos, el Sacro Imperio Romano Germánico”.
Si el nombre se usa como adjetivo, ya no aplicamos la mayúscula: “Los reyes borbones han sido los más corruptos de toda Europa”.

Con zonas geopolíticas

Cuando hablamos de “zonas geopolíticas” nos referimos a áreas compuestas por países que comparten un rasgo en común que funciona como punto de unión. A partir de ello, se les asigna un nombre.

La denominación puede componerse de más de una palabra. Normalmente, incluye un sustantivo o un sustantivo y un adjetivo. Sea cual sea el caso, cada palabra empieza con mayúscula:

  • Suramérica
  • Norteamérica
  • Oriente medio
  • Occidente
Con documentos históricos

A lo largo de la historia han surgido textos que han tenido un impacto o una trascendencia notables. Ese nivel de relevancia nos obliga a escribir su nombre con mayúscula, aunque solamente en sustantivos y adjetivos:

  • Pacto de Varsovia
  • Declaración Universal de los Derechos humanos
  • Edicto de Milán
Con nombres de marcas o empresas

Las marcas comerciales y las empresas llevan inicial mayúscula en su nombre. Esta regla aplica tanto si se compone de una sola palabra como si incluye una sola:

  • “La empresa Pepsi sacó a la luz un comercial muy polémico en el que usa personas de baja estatura” (Pepsi).
  • “Los economistas han indicado que las acciones de Apple se duplicarán en el último trimestre del año” (Apple).
Con documentos oficiales

Los documentos oficiales son aquellos que se refieren a normas o tratamientos legales. Al escribirlos debemos colocar con inicial mayúscula los sustantivos y adjetivos que los compongan, siempre que el nombre aparezca completo:

  • Ley de Protección del Niño y del Adolescente
  • Gaceta Oficial 210/1998
  • Ley de Regulación de Impuestos y Tributación

Si el nombre aparece incompleto, ya no podemos usar mayúsculas: “Los peruanos están muy molestos con la nueva ley de impuestos”.

Con edades, épocas, períodos geológicos y sucesos históricos

Las edades, épocas, períodos geológicos y sucesos históricos que tienen un lugar importante en la historia humana también llevan mayúscula. Esta última se coloca en los sustantivos y adjetivos presentes en el nombre:

  • Edad de Piedra
  • Cuaternario
  • Renacimiento
  • Antigüedad
  • Edad Moderna
Con las palabras “Revolución” e “Imperio”

Las palabras “Revolución” e “Imperio” son un caso especial en el uso de las mayúsculas. Ambas surgieron debido a dos elementos concretos:

  • “Revolución”, por el movimiento social, político e histórico que tuvo lugar en Francia en el siglo XVIII.
  • “Imperio”, por el gran poderío económico y militar que llegó a poseer Roma durante la Antigüedad.

Al tratarse de eventos o momentos históricos, es necesario que incluyan una mayúscula al inicio. Además, en función de su origen, es común acompañar ambas palabras con los adjetivos “francesa” y “romano”, respectivamente.

Esos dos adjetivos deben ir siempre en minúsculas. Lo mismo se aplica si usamos otros gentilicios, pues tanto “Revolución” como “Imperio” pueden utilizarse para hablar de otros elementos de su tipo:

  • “La Revolución china fue una de las peores épocas que vivió el país asiático, debido a la gran cantidad de muertos por el hambre”.
  • “El Imperio otomano, pese a ser uno de los más grandes de toda la historia, resulta desconocido para la mayoría de la gente”.
Con libros sagrados

Los libros sagrados pertenecientes a las religiones deben llevar mayúscula inicial en su nombre. Si va acompañado por un artículo, este va en minúscula:

  • “En la Edad Media cuestionar la Biblia era razón suficiente para ir preso”.
  • “Algunos pasajes del Corán hablan sobre el papel de la educación familiar”.

Esta regla se aplica también a los libros que componen la obra. En el caso de la Biblia serían “Génesis”, “Éxodo”, etc.

Pero, si utilizamos el nombre no para referirnos al libro sagrado en sí, sino a un ejemplar impreso, la regla deja de ser válida: “Los chicos encontraron en la cama una biblia llena de aceite”.

Con los nombres de asignaturas y formaciones

Si utilizamos el nombre de una disciplina para hablar de la formación de una persona o de una asignatura académica, tiene que iniciar con mayúscula:

  • “El profesor de Biología es bastante antipático”.
  • “Mi primo Raúl es licenciado en Gerencia”.
Con los puntos cardinales

Los puntos cardinales suelen causar muchas dudas, ya que sus reglas de uso han ido cambiando con el paso del tiempo. Actualmente, se permite la mayúscula solo si están incluidos en un nombre propio:

  • “Corea del Norte ha anunciado que está desarrollando un extenso armamento nuclear contra posibles ataques”.
  • “El embajador estadounidense llegó el viernes a Corea del Sur, con el fin de acordar la creación de algunas rutas comerciales”.
Con planetas, constelaciones, galaxias y satélites

Los nombres de planetas, constelaciones, galaxias, etc., deben empezar con mayúscula, debido a que representan nombres propios:

  • Venus (planeta).
  • Saturno (planeta).
  • Urano (planeta).
  • Vía Láctea (galaxia).
  • Andrómeda (constelación).

Por su parte, “sol” y “luna” se ajustan a esta norma única y exclusivamente si aparecen dentro de un texto científico especializado en astronomía.

Con nombres de partidos políticos

Los partidos políticos son un tipo de organismo o institución con carácter oficial. Eso nos obliga a escribir su nombre con iniciales mayúsculas, salvo en preposiciones:

  • Partido Socialista Unido de Venezuela
  • Unidas Podemos
  • Partido del Trabajo
  • Movimiento Ciudadano
Con los nombres de entidades, edificios, instituciones y establecimientos públicos

Los nombres de entidades, establecimientos públicos, edificios e instituciones educativas y de cualquier otro tipo llevan inicial mayúscula en los sustantivos o adjetivos que aparezcan en ellos. He aquí unos ejemplos:

  • Universidad Autónoma de Perú
  • Real Academia de la Lengua
  • Torre de Pisa
  • Biblioteca Nacional de Luxemburgo
En cartas

Si bien las cartas han dejado de ser un medio de comunicación común, no está de más mencionar que la primera línea luego de la fórmula de saludo tiene que empezar con mayúscula:

“Estimado rector:

Es de mi agrado informarle que estamos trabajando en una fórmula…”.

Con el nombre abreviado de obras artísticas universales

Los títulos de obras artísticas (novelas, cuadros, películas, etcétera) no suelen llevar mayúscula. Sin embargo, hay dos excepciones. La primera es que incluya un nombre propio, como en La muerte de Artemio Cruz.

La segunda —que es la que nos importa resaltar— tiene que ver con las obras literarias que son universales, es decir, mundialmente conocidas. En algunas ocasiones se puede hacer referencia a ellas acortando el nombre.

Para eso se toma un sustantivo, el cual suele ser el nombre propio de un personaje del texto, se escribe en cursiva y se le añade un artículo:
  • “El profesor Juan Mendoza afirma que cada año se lee el Lazarillo dos veces” (La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades).
  • “En su momento, el Werther estuvo a punto de ser prohibido, pues ocasionó muchos suicidios” (Las cuitas del joven Werther).
Con ríos, océanos y mares

Aquí la norma es muy parecida a la que vimos con los espacios urbanos. La mayúscula se aplica al nombre propio en sí y no al sustantivo que lo acompaña, a menos que el sustantivo forme parte del nombre:

  • “El océano Atlántico es muy conocido por la infinidad de especies extrañas que contiene” (aquí el nombre propio es “Atlántico”, mientras que “océano” es el sustantivo genérico).
  • “El Mar Muerto es sumamente famoso gracias a que aparece en los primeros libros de la Biblia” (en este caso el nombre propio es “Mar Muerto”, es decir, el sustantivo genérico está incluido en el nombre, por lo cual va en mayúscula).
En los nombres de diarios y revistas
El nombre de diarios, revistas y cualquier otra publicación periódica tiene que ir en cursiva y llevar mayúscula en cada una de sus palabras importantes. Estas últimas pueden ser sustantivos, adjetivos, verbos e incluso adverbios:

  • “Ayer pude leer el nuevo número de la Revista de Literatura Moderna mientras me tomaba un café” (revista).
  • “El último número de Diario de Aragón informó sobre un horrendo crimen cometido en las afueras de París” (diario).
  • “En Canta con Nosotros publicaron una entrevista a Felipe VI, el actual rey de España, llevada a cabo por la periodista Rosa Méndez” (revista).

Generalmente, los artículos y las preposiciones van en minúscula. No obstante, eso cambia si están al inicio del nombre:

  • “Algunos periodistas de El Mundo recibieron una condecoración por informar objetivamente sobre todo lo relacionado con la guerra en Oriente” (diario).
  • “Hace poco conseguí trabajo como supervisor de redacción en La Parada. El cargo lo obtuve gracias a mi amplia formación” (revista).
Con colecciones de libros

Las colecciones de libros son un conjunto de obras que representan una corriente literaria, la literatura de un país en específico, etcétera. Sea cual sea el caso, los adjetivos y sustantivos comienzan con mayúscula:

  • “Al menos una vez al año le echo un vistazo a la Biblioteca de Autores Españoles para mantenerme al día con sus obras”.
  • “El profesor Alberto Lusinchi, quien goza de mucho respeto en la universidad, siempre se lleva la Colección de Autores Rusos a sus clases”.
Con departamentos y facultades

Los departamentos (ya sean de una empresa o de una institución) y las facultades cuentan como un tipo de organismo. Así pues, hemos de escribir sus nombres con inicial mayúscula en adjetivos y sustantivos:

  • “Ramiro estaba llegando a la Facultad de Medicina, cuando escuchó unos gritos. Miró hacia todos lados para ubicar el origen, y descubrió algo horrendo”.
  • “El licenciado Gustavo Ferreira es el encargado del Departamento de Recursos Humanos. Ha tenido ese cargo desde hace aproximadamente dos años”.
Con conceptos religiosos

Por último, debemos hablar de los conceptos religiosos. Existen muchos, aunque los más conocidos son los que hacen referencia a lugares establecidos por cada religión como destino luego de la muerte.

Si ese es el uso que le damos al nombre de esos conceptos, el mismo debe ir con mayúscula, como en los ejemplos siguientes:

  • “Según la tradición cristiana adventista, en el Infierno no arderán las almas por toda la eternidad, sino que se extinguirán con las llamas”.
  • “El Paraíso siempre se ha visto como un lugar alejado de la Tierra. Pero diversas doctrinas modernas dicen que en realidad estará en el planeta”.

La situación cambia si utilizamos los nombres con un sentido metafórico. En ese caso ya no hace falta que coloquemos la mayúscula: “Siento que mi carrera es un infierno absoluto”.

Uso de minúsculas

Las minúsculas son el tipo normal de letra, o sea, la forma en la que escribimos comúnmente. Por ende, son las que debemos utilizar en todos aquellos casos que no impliquen una mayúscula.

Dicho así, el uso de las minúsculas parece muy sencillo. Lo es, aunque hace falta señalar algunas funciones específicas que solemos pasar por alto o que nos confunden.

Con los nombres de días y los meses

Los nombres de días y meses deben ir escritos con minúscula. Algunas personas los colocan con mayúscula inicial, pero esa regla es propia del idioma inglés y no del español:

  • “Cada martes Fermina iba a la iglesia con su tía”.
  • “Se estima que el mes de junio sea muy caluroso”.
  • “La reunión fue fijada para el próximo sábado”.
Con objetos pertenecientes a premiaciones

Este uso se conecta con uno que vimos en el apartado de las mayúsculas. Allí señalamos que las premiaciones llevan mayúscula en las iniciales de sus nombres cuando nos referimos a ellas en sí.

Sin embargo, si utilizamos el nombre para hablar del objeto que se entrega en la premiación o de la persona que lo ha obtenido, debe ir escrito en minúsculas:
  • “Abelardo tiene su óscar guardado en una caja”.
  • “El premio nobel de física asistirá a nuestra conferencia”.
Con los nombres de tribus

Contrario a lo que se piensa, el nombre de las tribus o pueblos indígenas comienza con minúscula en todos los casos posibles:

  • “Los mayas ya estaban extintos cuando llegaron los europeos”.
  • “Se encontró hace poco un puente erigido por los incas”.
  • “Los caribes llegaron a dominar a todas las demás tribus”.
Con los nombres de productos, objetos o sistemas

Existen productos, sistemas y objetos que con el paso del tiempo han adquirido el nombre de sus desarrolladores o del lugar donde se lleva a cabo su producción. Y la norma indica que usemos minúsculas al escribirlo:

  • “Mi padre se compró un zepelín hace poco” (el zepelín es un globo dirigible creado por Ferdinand von Zeppelin).
  • “Los invitados pedían un poco de jerez” (el jerez es un vino fabricado originalmente en Jerez de la Frontera, una ciudad española).
  • “Gracias al sistema braille muchas personas invidentes pueden leer” (el braille es un sistema inventado por Luis Braille para escribir y leer sin necesitar la vista).
Con religiones

La denominación de las diferentes religiones que existen en el mundo, sin importar su relevancia ni su antigüedad, se toma como un sustantivo común. De ese modo, lo correcto y aceptado es que esté en minúsculas:

  • “Actualmente el cristianismo ha perdido muchos fieles”.
  • “El judaísmo es para algunos una promoción de la xenofobia”.
Con gentilicios

Los gentilicios tienen que estar en minúsculas siempre. Esta norma es absoluta, así que no hay excepciones:

  • “Pedro es francés, mientras que Alirio es ruso”.
  • “Juan Bautista es español, pero tiene también nacionalidad alemana”.
  • “La abuela de mi mejor amiga es italiana”.
Con los idiomas

Sabemos que los nombres de los diferentes idiomas conocidos coinciden con la forma de los gentilicios. Es decir, una misma palabra puede indicar una nacionalidad o una lengua.

Y ese no es el único rasgo que comparten, sino que en ambos casos el término va en minúsculas. Por ende, los gentilicios deben ser usados como se muestra a continuación:

  • “El hijo de Roberto sabe tres idiomas: inglés, español e italiano”.
  • “Para aprender japonés hay que aprenderse muchos signos”.
  • “Cuando era niño me propuse a aprender coreano”.
Con las notas musicales

Las notas musicales deben ir escritas en minúsculas siempre. No importa en qué contexto las utilicemos:

  • “La canción que elegimos para tocar está compuesta en mi menor”.
  • “Mi profesor de música usa mucho sol mayor”.
  • “Las mejores notas para canciones tristes son fa y re”.
Con los vientos

Los nombres de los vientos conocidos también llevan minúscula en cada una de sus letras cuando los usamos para referirnos a ellos directamente:

  • “El céfiro suele venir del sur”.
  • “Ayer el austro soplaba con mucha intensidad”.

No obstante, en los textos literarios se suele plantear los vientos en sí como seres divinos y con rasgos humanos. En ese caso es normal que usen mayúscula inicial, ya que representan una deidad (como “Zeus” y “Jehová”).

Con cargos de alto nivel
A la hora de mencionar cargos de alto nivel, ya sean eclesiásticos, políticos o de cualquier otro tipo, debemos aplicar minúsculas a toda la palabra. No importa si aparece o no el nombre propio de quien posee el cargo:

  • “El último ejemplar de El País habla sobre los presuntos nexos del rey Felipe IV con la mafia colombiana”.
  • “El presidente confirmó que el número de contagios en la nación era mucho más elevado de lo que se había pensado”.
  • “La próxima semana el papa viajará a Estados Unidos para intentar acuerdo diplomático entre la nación norteamericana y Colombia”.
Con las líneas que dividen el planeta

Con el paso del tiempo se han establecido varias líneas imaginarias que sirven para dividir el planeta, lo que a su vez permite una mejor ubicación. Sea cual sea la que usemos, va en minúsculas:

  • “La mayoría de las zonas o frías que hay en la Tierra se encuentran posicionadas por encima del ecuador”.
  • “Los meridianos se caracterizan principalmente por ser paralelos al eje del planeta, mientras que otras líneas imaginarias son perpendiculares”.

Si sucede que el nombre de la línea incluye un sustantivo propio, como es el caso de los trópicos, solo ese sustantivo incluye una mayúscula inicial: “Hernán Cortés se guiaba mucho con el trópico de Cáncer”.

Con los nombres derivados de personajes históricos o ficcionales

Existen personajes históricos o de ficción cuyos nombres han pasado a servir para llamar a quienes representan su característica más importante. Este uso nos obliga a escribir el nombre con minúscula (aunque originalmente fuera en mayúscula):

  • “Ariana ha hecho de celestina con su prima Mariángel” (“celestina” viene de la obra Tragicomedia de Calisto y Melibea, y se usa con personas que encubren relaciones amorosas).
  • “Adolfo siempre ha sido un quijote con todos” (“quijote” surge de la obra Don quijote de la Mancha, y hace alusión a personas que actúan desinteresadamente).
Después de números al inicio de un párrafo o título

Si un título o un párrafo inician con un número, la palabra que aparezca después debe estar en minúsculas; excepto, claro está, si se trata de un nombre propio:

  • “4 cadáveres fueron encontrados dentro de un contenedor de basura en el centro de Madrid”.
  • “14 días fueron necesarios para que Julio pudiera olvidar los desastrosos sucesos de la noche anterior. Había probado también con un poco de alcohol, pero no surtió el efecto esperado. Tan solo el tiempo lo ayudó a avanzar”.

Aun así, puede que en algunos portales decidan omitir esta norma. Esto se hace casi siempre por cuestiones de estilo.