Modernismo: Definición, características, ejemplos y ejercicios

El modernismo representó en su momento una corriente de rebelión contra la moda literaria establecida. Fue también el primer movimiento que no se originaba en Europa —lo que hasta entonces había sido casi una norma—, gracias a que ya en otras partes del mundo se había ido formando una literatura propia e independiente.

Modernismo Definición, características, ejemplos y ejercicios

Para que puedas entender todo eso hemos elaborado este post. Aquí podrás aprender qué fue exactamente el modernismo, cómo se caracterizó y mucho más. Nos aseguraremos de explicar cada punto de la manera más sencilla posible y de dejarte algunas muestras de textos que te permitan apreciar la esencia de esta corriente literaria.

¿Qué es el modernismo?

El modernismo fue una corriente literaria que exaltaba la imaginación frente a las normas científicas y daba una gran importancia a la forma.

Para entenderlo debemos ubicarnos en las últimas décadas del siglo XIX. En esa época el realismo y el naturalismo eran el estilo literario predominante en Europa; y dada la influencia de este continente en el resto del mundo, lo eran también en América.

Lo que buscó el modernismo fue romper esa moda, que se caracterizaba por una fidelidad máxima a la realidad y a la ciencia. La propuesta de esta nueva corriente consistía en liberar al escritor de esa atadura, con el fin de que pudiera dar rienda suelta a su creatividad.

Así pues, estamos hablando de un movimiento literario centrado en el autor y en su capacidad para imaginar y componer de acuerdo con su sensibilidad personal, sin que tenga que reflejar la realidad que hay alrededor de él y con un énfasis especial en la musicalidad del texto.

Conviene señalar, ya por último, que el modernismo ha recibido varios nombres desde que inició: “Art nouveau”, “Modern Style”, entre otros.

Historia del modernismo

La fecha exacta que le dio comienzo al modernismo ha sido discutida desde siempre. No obstante, la mayor parte de la crítica literaria ha establecido el año 1888 como el punto de partida, debido a que fue cuando apareció el libro Azul…, del poeta Rubén Darío.

La obra reflejaba los principios y valores de un nuevo estilo. Este, al ser novedoso e ir en contra del realismo y el naturalismo, no tardó en llamar la atención de otros escritores, cuyos textos terminaron adoptando esa nueva forma de hacer literatura.

Por lo tanto, el lugar de origen del modernismo fue Nicaragua, país de donde era originario el autor. Eso representaba un cambio increíble, puesto que todas las corrientes literarias de la historia se habían desarrollado dentro de Europa.

Desde allí se extendían a otras partes del mundo, entre ellas Hispanoamérica, gracias a la influencia del continente europeo. Pero esta vez la situación se invirtió, ya que nació en un país hispanoamericano y llegó posteriormente a las naciones europeas.

Como la corriente no se ajustaba al gusto de ese tiempo, los partidarios de la moda literaria predominante realizaron varios ataques hacia ella y hacia sus exponentes, a los que llamaban despectivamente “modernistas”.

Sin embargo, los escritores no se detuvieron ante ello. Por el contrario, acabaron haciendo que ser llamados “modernistas” fuese un halago y no un insulto. De ese modo y a medida que fueron avanzando los años, se acabó llamando “modernismo” a la corriente en sí.

El movimiento estuvo vigente durante unas cuantas décadas, hasta aproximadamente 1917. A partir de entonces surgieron otros estilos que desplazaron al modernismo, tal como este había hecho con sus predecesores.

Características del modernismo

Si queremos entender lo que diferencia al modernismo de las demás corrientes literarias, debemos conocer bien sus características. Por eso aquí las desarrollamos una por una:

Predominancia de la poesía

El modernismo fue principalmente una corriente poética.

La explicación que dan los estudiosos a este rasgo tan peculiar es que la poesía permitía a los autores enfocarse en la musicalidad, que era otro rasgo importante de la corriente.

Recordemos que la poesía se hace en mayor medida usando el verso, que permite jugar mucho con la extensión de cada línea y con el ritmo. Esa ventaja se pierde con la prosa, la cual es más utilizada en el teatro y en las narraciones.

Partiendo de ese hecho, se puede entender por qué el género poético fue el más cultivado durante la etapa modernista. Y, de hecho, muchas otras de sus características se desprenden de esta.

Rechazo de lo cotidiano

Los modernistas rechazaban todo lo cotidiano. El mundo que los rodeaba, la época que les había tocado vivir, etc., les resultaban poco útiles como material para componer.

En ese sentido, preferían lo exótico, y debido a ese motivo les gustaba ubicar sus obras en ambientes lejanos en el tiempo y el espacio. Por ejemplo, la Antigua Grecia, China o Japón. Esos sitios y sus respectivas culturas les ofrecían posibilidades casi infinitas.

Es necesario señalar que la mayoría de los escritores no conocían los lugares en sí. Por ende, lo que hacían era imaginar cómo eran, tomando como base la información que tuviesen a la mano.

Oposición al cientificismo y la objetividad obligatoria

De esta característica ya hablamos con anterioridad. El modernismo iba en un sentido totalmente opuesto al que tenían la corriente realista y la naturalista. El gusto de ambas por reflejar fielmente la realidad se perdió durante la etapa modernista.

Un detalle como ese nos podría hacer pensar que el modernismo intentó ser como el Romanticismo, que tampoco se ajustaba a la vida real. Pues bien, hay diferencias entre ambos:

  • El Romanticismo buscaba más disfrazar la realidad, mientras que el modernismo pretendía que el autor creara una realidad propia sin conectarla necesariamente con la que él vivía.
  • Los románticos daban mayor prioridad a los sentimientos que a la objetividad. Para los modernistas lo más importante era la imaginación, pero no tenían que ser tan subjetivos.

De esa manera, podemos concluir que la oposición de los modernistas no se debía a que estaban en contra de la razón o del conocimiento científico. Sencillamente, no querían que eso limitara sus posibilidades a la hora de componer.

Importancia de la musicalidad

La musicalidad era un factor determinante dentro de la corriente modernista, como ya señalamos más arriba. Con esto nos referimos al ritmo que podían tener los poemas según la longitud de los versos, la estructura y el uso de ciertos recursos literarios.

Un ritmo bien logrado se notaba mucho a la hora de leer el poema, porque lo hacía mucho más agradable al oído. Ese era el objetivo central de los autores del modernismo.

Para conseguirlo recurrieron a varias opciones. Una de ellas fue rescatar formas poéticas que para el siglo XIX habían quedado olvidadas; un ejemplo es el verso alejandrino, que estaba compuesto por 14 sílabas. Otra fue tomar las que ya existían para renovarlas.

Fuera como fuera, lo importante era que el resultado reflejara una armonía y un ritmo intachables. Los poetas debían ser capaces de extraer la máxima musicalidad a cada verso y a cada palabra.

Debemos mencionar que unos pocos autores optaban por usar versos libres —o sea, que no se apegaran a ninguna forma en concreto—. Mas incluso en esos casos ellos siguieron buscando la musicalidad en sus poemas, solo que sin adecuarlos a una estructura preestablecida.

Recuperación de la cultura clásica

Dentro del modernismo volvió a tener mucha importancia la cultura clásica.

En las últimas corrientes, el realismo y el naturalismo, había despertado poco interés en los escritores debido a que ellos estaban más enfocados en retratar la realidad del mundo.

La situación cambió con los modernistas, porque a ellos les interesaban tanto los mitos grecolatinos como sus diferentes manifestaciones literarias. Y si nos detenernos a pensarlo, resulta algo lógico, ya que de ellos podían tomar inspiración en el contenido y en la forma.

Ahora bien, hay que hacer una aclaración. Los modernistas no veían esta recuperación como algo obligatorio, sino como una de las muchas fuentes de las que podían extraer material para componer sus obras. En consecuencia, no es un elemento presente en todos los autores.

Gusto por lo cosmopolita

Los autores del modernismo se sentían cosmopolitas. No querían aferrarse a una tierra en concreto o al país en que nacieron, sino que se consideraban habitantes del mundo entero. De este gusto se desprende que evadieran constantemente el nacionalismo.

La defensa de un patrimonio nacional no les correspondía a ellos; lo suyo era crear un arte que pudiese ser universal. Por ese motivo, procuraron al principio evitar cualquier referencia que uniera sus textos a un sitio concreto de la realidad, y se enfocaban —como ya señalamos— en los mundos lejanos y exóticos.

Intercambio entre sensaciones y sentidos

Una peculiaridad del modernismo es que se jugaba mucho con las sensaciones y los sentidos que las perciben. El autor los conectaba entre sí de formas distintas a las que observamos en la realidad:

  • Oímos con los oídos
  • Vemos con los ojos
  • Probamos los sabores con la lengua
  • Olemos con la nariz
  • Tocamos con el tacto

Esas conexiones eran alteradas según lo que el escritor creyera conveniente. A continuación te damos unos ejemplos:

  • “Bebiendo fragancias”: las fragancias se perciben mediante la nariz, pero aquí son presentadas como una sensación que se experimenta mediante la lengua.
  • “Oliendo sonidos”: cualquier sonido lo percibimos a través del oído. Sin embargo, en esta frase se utiliza el olfato.

Fuera de los textos literarios esas asociaciones serían un error muy criticable. No obstante, dentro de la literatura son un recurso interesante que los modernistas aprovecharon para explotar las capacidades del lenguaje.

Obsesión por el uso de los colores

A los modernistas les encantaban los colores. Consideraban que eran un recurso muy especial que les permitía transmitir sensaciones visuales con una mayor expresividad.

Desde luego que antes del modernismo ya se habían usado, pero en esta etapa tendrán un papel muchísimo más protagónico. Prueba de esto es que los escritores hicieron uso de todas las tonalidades conocidas, con el objetivo de ampliar las posibilidades de cada color.

Esa costumbre ocasionó que algunos conceptos quedasen asociados a un color en específico. Entre los muchos casos podemos mencionar tres:

  • Amor: rojo
  • Ira: morado
  • Fe: blanco

Esa asociación no era obligatoria, aunque sí resultaba muy frecuente. Por otro lado, el color preferido de la mayoría era el azul, que se podía usar como símbolo de casi cualquier cosa.

Lenguaje rico y culto

El lenguaje usado por los modernistas poseía una expresividad notable. En él lograban añadir, además de las palabras que todos conocemos, algunas que para aquel entonces habían ido perdiendo uso, de modo que lograron rescatarlas y darles una nueva función.

En paralelo, utilizaban también algunos cultismos; o sea, palabras que procedían del latín o del griego. Esto ya había ocurrido durante el Siglo de Oro, y hacía que los textos fuesen difíciles de entender para quienes no tenían una buena formación académica o un cierto grado de cultura.

Con los modernistas no pasó exactamente lo mismo. Sí incorporaban los cultismos, mas no con la intención de crear obras inentendibles, sino para que el lenguaje fuese aún más expresivo de lo que ya era.

Etapas del modernismo

Los estudiosos del modernismo han señalado que esta corriente puede ser dividida en dos etapas según el interés de los autores y el contenido de las obras:

  • Etapa preciosista: durante esta fase los autores se inclinaron más hacia el exotismo de los mundos antiguos, como por ejemplo el griego y el romano. A la vez, procuraron tomar ciertos rasgos de la poesía francesa que les parecían novedosos.
  • Etapa mundonovista: en esta segunda fase los autores dejaron de mirar tan lejos, para centrarse en su propio entorno hispanoamericano. De él tomaron las raíces españolas y, en menor medida, el pasado indígena. Asimismo, empezaron a fijarse en los conflictos sociales.

Como podemos ver, cada etapa está muy bien definida. El cambio entre una y otra se debió a la evolución de los autores a medida que progresaba la corriente. Pero tanto la primera como la segunda reflejaron las características que identifican al modernismo.

Temas del modernismo

A nivel de temas, el modernismo fue capaz de rescatar algunos que ya habían sido tratados en otras etapas de la literatura universal, para renovarlos y adaptarlos a su propuesta artística. Aunque también incorporó otros totalmente nuevos:

La recreación del pasado

Esta primera temática va de la mano con muchos de los puntos que ya hemos tratado. Recordemos que a los modernistas les gustaba dejar que su imaginación los llevara a sitios exóticos muy diferentes a los de su vida cotidiana y que solían pertenecer a un pasado lejano.

Podían ser Roma, la Antigua Grecia o cualquier lugar que se distanciara lo suficiente. A partir de él elaboraban los contenidos de sus textos, incluían referencias sobre el tema, desarrollaban los personajes y diseñaban la trama que iban a narrar o comentar. En pocas palabras, recreaban el pasado.

A ello podemos unir asimismo la invención de mundos que eran prácticamente imaginarios. El autor, cuando desconocía demasiado el sitio, acababa plasmándolo como creía que era y no como había sido en realidad.

Fuera cual fuera el caso, las obras resultantes podían incluir mitos de dioses, historias de guerreros, luchas épicas entre dos bandos… Y si el autor debía inventar ciertas cosas lo hacía, dado que nada podía frenar su imaginación.

Al final de cuentas, a los modernistas no les interesaba recrear el pasado de una forma fiel. Lo tomaban como un material que debía ser moldeado por su gusto y su creatividad.

El amor y el erotismo

Este es un tema muy curioso, ya que hace referencia a dos extremos: el amor idealizado y el erotismo puro. Ambos comparten un mismo asunto central, que es el anhelo de tener a otra persona, aunque cada uno presenta su propio enfoque:

En el caso del amor idealizado, hablamos del deseo amoroso en el que la mujer es presentada como un ser perfecto y casi divino. Se le atribuyen rasgos que la vuelven un objetivo prácticamente imposible de alcanzar para el autor.

Por su lado, el erotismo puro se centra en el deseo carnal. No hay ninguna idealización, sino que se busca la posesión física de la mujer. Esta deja de ser alguien inalcanzable, para convertirse en un individuo apasionado y dominante.

Esas dos vertientes son muy recurrentes en los textos del modernismo. Para cada una los autores usaban un lenguaje distinto, sin descuidar la elegancia. Asimismo, podríamos decir que la primera gozó de una popularidad mayor, pero la diferencia es mínima.

Como último punto, quizá sea necesario resaltar que el objeto deseado era la mujer debido a que la mayoría de los autores eran hombres, al igual que en muchas de las corrientes literarias anteriores.

Los ambientes cosmopolitas

Con anterioridad mencionamos que a los modernistas les gustaba lo cosmopolita. Pues bien, ese rasgo fue también una de las temáticas que más abordaban en las obras.

Para ello ideaban y recreaban ambientes asociados a ese estilo: salones, cafés, tertulias literarias, entre otros. Más que solo utilizarlos como sitio para desarrollar sus poemas o historias, en varias ocasiones se convertían en los verdaderos protagonistas del texto.

Un tema como este funcionaba para que el autor pudiese admirar y adorar esos lugares que eran tan distintos a su entorno real. Además, poseía mucho potencial, por lo que podían extenderse en él todo lo que quisieran.

Lógicamente, los ambientes en sí no eran una simple invención de los escritores. Por el contrario, lo normal era que tomaran una ciudad real que tuviese fama y prestigio. Dos ejemplos claros son Londres y París (esta última era la preferida de varios modernistas).

La cultura hispánica

Aquí nos topamos con un tema que tardó en desarrollarse. La cultura hispánica se refiere a los elementos heredados de España en los países de Hispanoamérica: sus costumbres, sus valores, sus símbolos… Todo ello, al menos para los modernistas, representaba un mundo que debían defender.

Esa actitud se vio influenciada por sucesos ajenos a la literatura. En el contexto de la época los Estados Unidos estaban extendiendo su dominio hacia Hispanoamérica, lo cual no agradaba a los autores. Por lo tanto, se mostraron abiertamente en contra.

Su herramienta de ataque principal, como podemos suponer, era la literatura. Fue así como poco a poco empezaron a hacerle lugar a la temática hispánica. A través de ella reflejaban que su cultura era mucho más valiosa que la de la nación estadounidense y que poseía una moral más elevada.

Por supuesto, todo lo anterior parece ser una contradicción, pues hemos ido señalando a cada rato que a los modernistas no les gustaba aferrarse a su lugar de origen. Pero en el apartado anterior vimos que esta corriente literaria tuvo dos etapas.

En la segunda de ellas se desarrolló esta temática. Esa es la razón por la que dijimos que se demoró en aparecer. Además, los autores no dejaron de interesarse por lo cosmopolita. Solamente se unieron en este tema como una forma de ser solidarios ante el dominio de Estados Unidos.

El mundo indígena

Esta temática también perteneció a la etapa mundonovista del modernismo.

El mundo indígena, pese a estar relacionado con sitios concretos —cosa que buscaban evadir los autores de esta corriente—, ofrecía exotismo y lejanía en el tiempo. En consecuencia, podía ser tan atractivo como Grecia y Roma.

En un principio los modernistas se fijaron más en las limitaciones de usar ese mundo. No obstante, con el paso del tiempo les dieron más importancia a las posibilidades que el mismo les brindaba. Por si fuera poco, podía conectarse con la cultura hispánica y servirles contra Norteamérica.

Autores y obras del modernismo

El listado de autores que representaron el modernismo fue bastante variado en lo que se refiere a la nacionalidad, pero la mayoría de ellos habían nacido en un país hispanoamericano. Y sin importar las distancias, pudieron entrar en contacto e influenciarse mutuamente:

Rubén Darío

Rubén Darío (1867 – 1916) fue el iniciador del modernismo y su máximo exponente.

Este genio literario tuvo una infancia buena y mala a la vez. Por una parte, nació en un matrimonio infeliz, dado que sus padres estaban juntos tan solo por conveniencia. Más adelante se separaron definitivamente, y el niño acabó viviendo con su madre en la casa de unos tíos de ella.

Fue allí donde se desarrolló la parte positiva de su niñez. En ese hogar Rubén Darío estuvo expuesto a la literatura clásica desde pequeño, ya fuese por los libros que había en la casa o por las reuniones literarias que organizaban sus tíos. Este hecho fue vital para que empezara a escribir a temprana edad.

Durante los primeros años no pudo saborear el éxito. Peor aún, vivía en una pésima situación económica. Todo cambió en 1888, cuando salió a la luz su primera obra exitosa (Azul…), la cual dio origen al modernismo

El texto fue aclamado por varios críticos, entre ellos el novelista español Juan Valera, y no tardó en ganarle prestigio y una estabilidad mejor que la que había tenido hasta entonces. Posteriormente aparecieron más obras que fueron reflejando su notable evolución como poeta.

De toda esa bibliografía, hemos seleccionado los tres textos que mayor peso tuvieron tanto en el momento de su publicación como en los años siguientes:

  • Azul…: fue el libro que inició el modernismo. Contrario a lo que se piensa, no fue un poemario, sino un libro que incluía cuentos y poemas. Estos últimos fueron los que más destacaron, gracias a que incluían versos y formas que Darío había sabido adaptar al idioma español. Eso ayudó a que se destacara entre otras obras de la época y que llamara la atención de poetas ya consagrados.
  • Cantos de vida y esperanza: muchos consideran este poemario como la obra maestra de Rubén Darío. Aquí el autor se muestra más libre a nivel estructural; ya no busca solamente ajustarse a las formas poéticas, sino que juega con ellas. De igual modo, se atreve a tocar temas más sociales (los de la etapa mundonovista).
  • El canto errante: para muchos críticos es el texto más universal de los que compuso el poeta, por encima incluso de Cantos de vida y esperanza. Su argumento es que Rubén Darío desarrolla en esta obra temas como la muerte, la existencia y otros más que no están atados a un mundo concreto. Sumado a ello, el autor incorpora algunas innovaciones en las formas poéticas.

Amado Nervo

Amado Nervo (1870 – 1919) fue uno de los máximos exponentes del modernismo dentro de México. Se dedicó a varios géneros literarios, con un énfasis especial en la poesía, en la cual se destacó tanto como el mismísimo Rubén Darío.

La niñez de este autor se vio afectada por la muerte de su padre, hecho que supuso una crisis económica para la familia. Esa inestabilidad se mantuvo varios años, hasta el punto de impedirle que concluyera sus estudios eclesiásticos.

A partir de entonces buscó un medio para ganarse la vida, y lo encontró en el periodismo. Gracias a este oficio pudo publicar algunos textos mientras iba ganando experiencia en el mundo literario.

Ya el modernismo había ganado mucha popularidad, aunque su inclinación definitiva hacia esa corriente sucedió tras entrar en contacto con Rubén Darío y otros poetas en París. Allí mismo conoció a la mujer de su vida, cuya muerte unos años después le serviría para componer un poemario entero.

La etapa de producción más importante de este autor se desarrolló durante su estancia en Europa, y es la que mejor refleja el estilo modernista. Más adelante, cuando había regresado a México, fue diversificando sus textos y explorando nuevos horizontes creativos.

Aun así, nos centraremos en mencionar las obras relacionadas con el modernismo. Para esta ocasión hemos tomado tres:

  • La amada inmóvil: esta fue la obra poética inspirada por la muerte de la mujer a la que más amó el poeta. Debido a eso, él nunca la publicó en vida, así que apareció de forma póstuma. La amada fue Ana Cecilia Luisa Dailliez, quien vivía con el poeta en un piso de Madrid. Ella falleció de noche, y durante ese tiempo Amado Nervo estuvo escribiendo el texto en sí, dentro del cual ruega a Dios para que proteja el alma de Ana Cecilia.
  • El éxodo y las flores del camino: en esta ocasión hablamos de un texto en el que se utiliza tanto la prosa como el verso. Además, no todo el contenido está compuesto por poemas. Para la temática, Amado tomó mayormente como inspiración algunos viajes que había hecho en Europa, y a partir de ellos se le fueron ocurriendo las ideas de composición.
  • Los jardines interiores: este poemario surgió cuando ya el autor había alcanzado la madurez en su estilo. Los temas varían mucho; puede hablarse de amor como también de asuntos más complejos. Por otro lado, se deja ver un poco la creencia religiosa personal de Amado Nervo, sin que ello estropee la pureza de la obra.

Leopoldo Lugones

Leopoldo Lugones (1874 – 1938) fue el modernista de mayor importancia dentro de Argentina.

Se dedicó tanto a la narrativa como a la poesía. Aunque no se limitó a ser escritor, sino que se destacó también como profesor, diplomático, historiador, entre otros oficios.

Su vida no fue tan trágica como la de otros autores. Tuvo una infancia estable y una formación académica amplia. Gracias a esta última pudo ejercer de periodista con tan solo 21 años. Más adelante consiguió otros trabajos, pero ninguno que le brindase una buena entrada de dinero.

La carrera de Leopoldo Lugones en la literatura tuvo un inicio débil. En 1893 publicó un libro de poemas que no recibió ninguna atención y en el que aún no se apreciaba el estilo modernista. Eso cambió a partir de 1896, cuando conoció a Rubén Darío, cuya influencia se notó en los textos siguientes.

En esa primera etapa utiliza un lenguaje lleno de recursos, con los cuales logra recrear ambientes llenos de decadencia. Con el paso del tiempo cambió de temática; comenzó a tratar asuntos más cotidianos y relacionados con la tierra argentina. De igual manera, adoptó el verso libre.

Paralelamente a su trabajo poético, Lugones desarrolló una producción narrativa adelantada a su época. De acuerdo con la crítica especializada, fue precursor en tres modalidades:

  • Microrrelatos
  • Relatos de ciencia ficción
  • Relatos fantásticos

Considerando todo lo anterior, es evidente que fue un autor muy versátil. Así pues, para abarcar su obra hemos elegido textos narrativos y de poesía:

  • Lunario sentimental: este poemario fue uno de los primeros textos modernistas de Lugones (si bien contiene algunos rasgos de otras corrientes). El tema central son los efectos que produce la luna en las personas con un espíritu sensible, y de allí se deriva el nombre. A nivel de forma, el escritor maneja las estructuras clásicas, solo que dándoles un cierto toque de libertad.
  • La guerra gaucha: para varios críticos esta es la obra más representativa del estilo de Lugones. Se trata de un libro de relatos ambientados en la guerra de independencia hispanoamericana y protagonizados por guerrilleros gauchos. El autor emplea el lenguaje coloquial de la población gaucha y describe los ambientes propios donde se desarrollaron las batallas, con el fin de que los cuentos sean más verosímiles.
  • Odas seculares: aquí nos topamos con un poemario que Leopoldo Lugones compuso cuando ya estaba consagrado como autor. Con la mente puesta en Argentina, aprovecha sus paisajes y la cultura del lugar para construir los poemas. La obra se aleja en muchos sentidos de sus textos anteriores, mas eso no fue un obstáculo para que fuese alabado por la crítica.

Manuel Díaz Rodríguez

Manuel Díaz Rodríguez (1871 – 1927), autor venezolano, fue uno de los pocos modernistas que se dedicaron al género narrativo de manera exclusiva. Asimismo, tuvo en sus manos muchos cargos políticos y académicos importantes.

Es necesario considerar que, durante la época en la que nació este escritor, la literatura venezolana todavía se estaba conformando. Eso hace que su obra, además de modernista, sea un pilar fundacional.

Los padres de Manuel Díaz Rodríguez eran de origen español, aunque se habían establecido en Caracas en el año 1842. La excelente posición económica de la familia le permitió darle a su hijo una formación académica amplia, que culminó en la carrera de Medicina.

Cuando ya se había graduado como doctor, se fue a Europa para seguir ampliando sus conocimientos. Si bien dedicaba en ese entonces gran parte del tiempo a su carrera, no había perdido el hábito de la lectura ni el gusto por la literatura, los cuales tenía desde pequeño.

Esa inclinación hizo que entrara en contacto con el modernismo desde sus primeros años. De inmediato reconoció el valor de dicha corriente, que le parecía la máxima renovación en la literatura hispánica en mucho tiempo. E influido por ella, publicó varios ensayos, cuentos y novelas.

No fue un autor prolífico, pero esa baja cantidad la compensó con una maestría notable en el manejo de los principios del modernismo. Para muestra de ello, vamos a hablar de sus dos novelas más conocidas:

  • Ídolos rotos: esta obra obtuvo tantas buenas críticas como malas. En Venezuela fue catalogada como un pésimo texto narrativo, mientras que fuera de allí el propio Rubén Darío la consideró un ejemplo inmejorable del modernismo. La historia se centra en un artista, Alberto Soria, y en su imposibilidad de triunfar dentro de una sociedad corrompida y en decadencia absoluta.
  • Sangre patricia: se centra en la historia de Julio Arcos, un hombre que pierde a su esposa mientras esta viajaba a verlo en París. La novela refleja tanta decadencia como la obra anterior, aunque aquí el autor logra mostrar una técnica narrativa superior a la de sus contemporáneos. Esa capacidad hizo que el libro se ganase la admiración del escritor español Miguel de Unamuno.

Ramón del Valle–Inclán

Ramón del Valle–Inclán (1869 – 1935), escritor español, estuvo entre los modernistas más incomprendidos de su momento. La calidad de sus narraciones y obras teatrales no fue reconocida sino hasta después de su muerte.

Fue el segundo hijo de un matrimonio que en un principio tenía una buena posición económica gracias a una herencia. Lamentablemente, la mala gestión financiera hizo que se agotara pronto, por lo que debieron adaptarse a una vida modesta. Por suerte para él, no le faltaron los libros.

La lectura fue una parte importante en la vida de Ramón del Valle–Inclán, mucho más que su formación académica. Prueba de ello es que, tras fallecer su padre, abandonó la carrera de Derecho.

De ahí en más pasó un tiempo en México, para regresar después a España. Fue entonces cuando salió a la luz su primera obra, compuesta por 6 relatos. Si bien no obtuvo ningún triunfo con ella, siguió componiendo otros libros, algunos de los cuales debió publicar con sus propios medios.

Por la misma época fue conociendo autores de renombre, como Azorín, que lo introdujeron a las reuniones literarias organizadas en café. Ramón destinó a ellas una gran parte de su tiempo, mientras continuaba escribiendo e iba ganando, si no dinero, al menos sí algo de prestigio.

Considerando su extrema dedicación a la escritura, resulta lógico deducir que llegó a componer una extensa bibliografía. De esta hemos tomado tres obras en específico:

  • Cenizas. Drama en tres actos: esta obra de teatro, renombrada más tarde como El yermo de las almas, parte de un relato escrito anteriormente por Ramón del Valle–Inclán. La historia se centra en la pasión de Octavia Santino por Pedro Pondal, con quien sostiene un romance a escondidas de su esposo. Esa situación genera un conflicto en ella que se va desatando a lo largo del texto.
  • Aromas de Leyenda. Versos en loor a un Santo Ermitaño: fue una de las pocas obras poéticas del autor. Incluye una serie de poemas que no comparten una misma estructura, pero sí un ambiente muy parecido. Además de eso, Del Valle–Inclán trata algunos temas relacionados con milagros y con la ciudad de Galicia.
  • Sonata de otoño: es la primera novela de una serie llamada Sonatas, que gira en torno a las experiencias de un marqués. En este libro se narra, a través de una carta, su antiguo romance con una mujer que continúa enamorada de él.

Delmira Agustini

Delmira Agustini (1886 – 1914), autora uruguaya, fue una de las pocas exponentes femeninas del modernismo. Pese a su habilidad para la poesía, muchos de sus compañeros de corriente le negaron el reconocimiento que se merecía y que la crítica posterior le ha atribuido.

Esta autora nació en una familia de buena posición económica, y ello le permitió tener una formación en varias áreas: pintura, música, francés, entre otras. Tantos conocimientos no eran comunes en una joven de esa época, como tampoco lo era su temprana inclinación hacia la poesía.

Se sabe que Delmira empezó su carrera literaria pronto. Antes de los veinte años ya había enviado colaboraciones a una revista popular de Montevideo. Luego, en 1907, publicó su primer poemario, al que siguieron dos más.

Su producción acabó siendo escasa debido a que fue asesinada por su exesposo, a quien acababa de dejar apenas un mes antes. Sin embargo, las pocas obras publicadas le bastaron para ganarse la admiración de Rubén Darío, quien llegó a escribir el prólogo de una de ellas.

A nivel de contenido, la poesía de Delmira Agustini se caracterizó por tratar asuntos eróticos, algo desafiante en una sociedad tan conservadora como la suya. También fue capaz de crear imágenes muy profundas y hermosas que van acompañadas de un ritmo plenamente modernista.

Cada uno de esos rasgos se pueden apreciar en los tres poemarios que llegó a publicar en vida, que veremos a continuación:

  • El libro blanco (Frágil): se trata de la primera obra publicada por la autora. Sin olvidarse de la forma y de la musicalidad, Delmira aborda la sensualidad y los sentimientos más íntimos de las mujeres a través de un lenguaje sugerente que evita las vulgaridades. El resultado final es tan elegante que se coloca al mismo nivel que los textos de los demás modernistas.
  • Cantos de la mañana: fue el segundo poemario de Delmira. Algunos críticos consideran que varios de los textos incluidos en él representan el máximo nivel al que llegó la autora. Hay mucha presencia de simbolismo, además de referencias seguidas a los placeres que puede experimentar el ser humano, sin perder un cierto toque romántico.
  • Los cálices vacíos: fue la última obra de esta escritora. Los estudiosos han coincidido en que pertenece a una etapa de mayor madurez, puesto que utiliza estructuras y formas mucho más complejas, a la vez que profundiza todavía más en los temas que siempre le habían interesado. Conviene señalar que la poeta incluyó algunos poemas de los textos anteriores que ella consideraba sobresalientes.

Ejemplos del modernismo

No hay mejor manera de ilustrar lo que hemos estado estudiando que viendo las obras en acción. Así pues, vamos a mostrarte algunos fragmentos seleccionados cuidadosamente para que te sirvan de ejemplo:

Rubén Darío, Azul… (“Caupolicán”)

Es algo formidable que vio la vieja raza:

robusto tronco de árbol al hombro de un campeón

salvaje y aguerrido, cuya fornida maza

blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

 

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,

pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,

lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,

desjarretar un toro, o estrangular un león.

Ramón del Valle Inclán, Aromas de Leyenda… (“Sol de la tarde”)

Sol de la tarde, hermoso patriarca del cielo

Que la cima del monte besas como un abuelo

Que va a morir: La tarde, bella samaritana,

Te unge de aromas para resucitar mañana;

Y a la sonrisa de la brisa, un laurel rosa,

Da como una oración su rosa más hermosa.

 

Sol de la tarde, augusto sembrador que el tesoro

De la luz nos envías como un trigo de oro

A la tierra, que tiembla bajo el sagrado vuelo…

Leopoldo Lugones, La guerra gaucha (“Estreno”)

Los cerros almenaban el contorno. Aquel levantamiento de piedras, sin más terreno que llenar, gibábase en cumbres; y éstas en un pausado insomnio, á medias se desembozaban de la noche. La misma presencia de la madrugada contribuía á la soledad. Diafanidades de hielo cristalizaban el ambiente. Algunas breñas agujereaban á trechos con sus manchones la uniformidad gris.

Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza (“Canto de esperanza”)

Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.

Un soplo milenario trae amagos de peste.

Se asesinan los hombres en el extremo Este.

 

¿Ha nacido el apocalíptico Anticristo?

Se han sabido presagios y prodigios se han visto

y parece inminente el retorno de Cristo.

 

La tierra está preñada de dolor tan profundo

que el soñador, imperial meditabundo,

sufre con las angustias del corazón del mundo.

Leopoldo Lugones, Odas seculares (“A buenos aires”)

Primogénita ilustre del Plata,

En solar apertura hacia el Este,

Donde atado á tu cinta celeste

Va el gran río color de león;

Bella sangre de prósperas razas

Esclarece tu altivo linaje,

Y en la antigua doncella salvaje

Pinta en oro su noble sazón.

 

Arca fuerte de nuestra esperanza,

Fuste insigne de nuestro derecho,

Como el bronce leal sobre el pecho

Asegura al país tu honra fiel.

Amado Nervo, La amada inmóvil (“Más que yo mismo”)

¡OH, VIDA MÍA, VIDA MÍA!,

agonicé con tu agonía

y con tu muerte me morí.

¡De tal manera te quería,

que estar sin ti es estar sin mí!

Faro de mi devoción,

perenne cual mi aflicción

es tu memoria bendita.

¡Dulce y santa lamparita

dentro de mi corazón!

Luz que alumbra mi pesar

desde que tú te partiste

y hasta el fin lo ha de alumbrar,

que si me dejaste triste,

triste me habrás de encontrar.

Rubén Darío, Azul… (“Venus”)

En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.

En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.

En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,

como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

 

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,

que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,

o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,

triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

Ramón del Valle Inclán, Cenizas: Drama en tres actos

Saldré de ella en cuanto usted tenga á bien indicármelo. Pero siéntese, dispénseme ese favor. Ya conocía yo ese genio impetuoso. Nuestro Padre San Ignacio solía decir de ciertos arrebatos, como el de usted en este momento, que eran la exageración de una virtud. Ahí verá usted por qué no me ofenden. Ahora, con franqueza, ¿usted no quiere sentarse? Dígame si el permanecer de pie es como una indicación de que me vaya.

Amado Nervo, El éxodo y las flores del camino (“Londres”)

Desde el vitral de mí balcón distingo,

al fulgor del crepúsculo, la ignota

marejada de calles, en que flota

la bíblica modorra del domingo.

 

La bruma lenta y silenciosa, empieza,

fantasmagorizando los perfiles,

á envolver la metrópoli en sutiles

velos trémulos.—Yo tengo tristeza:

Delmira Agustini, El libro blanco (“Por campos de ensueño”)

¡Pasó humeante el tropel de los potros salvajes!

Feroces los hocicos, hirsutos los pelajes,

Las crines extendidas, bravías, tal bordones,

¡Pasaron como pasan los fieros aquilones!

 

Y luego fueron águilas de sombríos plumajes

Trayendo de sus cumbres magníficas visiones

Con el sereno vuelo de las inspiraciones

Augustas, con soberbias de olímpicos linajes…

 

Manuel Díaz Rodríguez, Sangre patricia

Merced a esta circunstancia, la admiración por la belleza de Belén cambió de carácter en casi todos los viajeros. Tiñóse en unos de melancolía. En otros, una recóndita furia de celos la avivó con la vida vertiginosa de la llama. Los jóvenes, aquellos en quienes el deseo andaba ya transformando la candidez de la admiración en viva flor de púrpura, pensaban con envidia en Tulio Arcos y no se lo podían imaginar sino feo, antipático o ridículo…

Ramón del Valle–Inclán, Sonata de otoño

«¡Mi amor adorado, estoy muriéndome y sólo deseo verte!» ¡Ay! Aquella carta de la pobre Concha se me extravió hace mucho tiempo. Era llena de afán y de tristeza, perfumada de violetas y de un antiguo amor. Sin concluir de leerla, la besé. Hacía cerca de dos años que no me escribía, y ahora me llamaba a su lado con súplicas dolorosas y ardientes. Los tres pliegos blasonados traían la huella de sus lágrimas, y la conservaron largo tiempo. La pobre Concha se moría retirada en el viejo Palacio de Brandeso…

Rubén Darío, El canto errante (“Israel”)

¡ISRAEL! ¡Israel! ¿Cuándo de tu divina

faz en la sangre pura resbalará el diamante?

¿Cuándo el viento del río hará que el arpa cante

entre el concurso eterno de la brisa argentina?

 

¿Cuándo será la cabellera que se inclina

agitada por un viento perseverante?

¿Cuándo el brazo de luz dará al Judío Errante

el vaso en que se abreve del agua cristalina?

Leopoldo Lugones, Lunario sentimental (“Luna de las tristezas”)

Sintiendo vagar por su elegante persona

Una desolada intimidad de hastío,

La bella solterona

(Treinta y ocho años, regio porte, un tanto frío

De beldad sajona)

Desde el tocador ya bastante sombrío

Vé morir un crepúsculo en el río,

Y a su confidente suavidad se abandona.

 

La hora se purifica, Uena de pesadumbre.

Una voz lejana interpela: ¡Pablo!… ¡Pablo!

Y un trasatlántico, solemne en la vislumbre.

Brama con ronca mansedumbre…

Delmira Agustini, Los cálices vacíos (“A Eros”)

Porque haces tu can de la leona

Más fuerte de la Vida, y la aprisiona

La cadena de rosas de tu brazo.

 

Porque tu cuerpo es la raíz, el lazo

Esencial de los troncos discordantes

Del placer y el dolor, plantas gigantes.

 

Porque emerge en tu mano bella y fuerte,

Como en broche de místicos diamantes

El más embriagador lis de la Muerte.

Manuel Díaz Rodríguez, Ídolos rotos

Alberto Soria volvía a la patria después de cinco años de ausencia. Cuando vio la tierra muy cerca, todas las memorias de su niñez y juventud, hasta aquel instante confundidas con muchas cosas exóticas, recobraron su primitiva frescura; y desde la cubierta del buque se dio a reconocer, al través de esas memorias, la costa y los grises peñascos de la playa, las colinas áridas medio sumergidas en el mar, los verdes cocotales y las casas del puerto…

Rubén Darío, El canto errante (“Versos de otoño”)

CUANDO mi pensamiento va hacia ti, se perfuma;

tu mirar es tan dulce, que se torna profundo.

Bajo tus pies desnudos aún hay blancor de espuma,

y en tus labios compendias la alegría del mundo.

 

El amor pasajero tiene el encanto breve,

y ofrece un igual término para el gozo y la pena.

Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve;

hace un minuto dije mi amor sobre la arena.

Amado Nervo, Los jardines interiores (“Nocturno”)

Y vi tus ojos, flor de beleño,

raros abismos de luz y sueño;

ojos que dejan al alma inerme,

ojos que dicen: duerme… duerme…

 

Pupilas hondas y taciturnas,

pupilas vagas y misteriosas,

pupilas negras, cual mariposas

nocturnas.

 

Bajo las bandas de tus cabellos

tus ojos dicen arcanas rimas

y tus lucientes cejas sobre ellos,

fingen dos alas sobre dos simas…

Delmira Agustini, Cantos de la mañana (“La barca milagrosa”)

Preparadme una barca como un gran pensamiento…

La llamarán «La Sombra» unos, otros «La Estrella».

No ha de estar al capricho de una mano ó de un viento:

Yo la quiero consciente, indominable y bella!

 

La moverá el gran ritmo de un corazón sangriento

De vida sobrehumana; he de sentirme en ella

Fuerte como en los brazos de Dios! En todo viento,

En todo mar templadme su prora de centella!

Leopoldo Lugones, Odas seculares (“A los gauchos”)

Raza valerosa y dura

Que con pujanza silvestre

Dió á la patria en garbo ecuestre

Su primitiva escultura.

Una terrible ventura

Vá á su sacrificio unida,

Como despliega la herida

Que al toro desfonda el cuello,

En el raudal del degüello

La bandera de la vida.

Ejercicios del modernismo

Hasta ahora nos hemos enfocado en enseñarte diferentes aspectos del modernismo, pero ya es momento de que pongas a prueba el conocimiento adquirido.

Para ello hemos elaborado un listado de ejercicios basándonos en la información que has ido viendo a lo largo del artículo. Cada uno incluye un espacio en blanco que deberás completar con una de las tres opciones que te ofrecemos.

Hecho eso, ve al apartado “Respuestas”. Allí podrás revisar las soluciones y evaluar con ellas tus resultados.

N.ºEjerciciosOpciones
1Amado Nervo obtuvo el éxito con _____________. Su habilidad en este subgénero fue tal que algunos críticos lo han colocado al mismo nivel de Rubén Darío.a)la novela, b)el teatro, c)la poesía
2Los autores modernistas rechazaban los principios del _____________ y el naturalismo. No sentían que debían apegarse a la realidad material ni tampoco a la objetividad.a)Renacimiento, b)Neoclasicismo, c)realismo
3Uno de los rasgos más curiosos del modernismo es que no surgió en Europa, donde habían nacido todas las corrientes literarias, sino en ____________, y de allí llegó al continente europeo.a)Hispanoamérica, b)Asia, c)Norteamérica
4Si bien Leopoldo Lugones es más conocido como un poeta modernista, también fue importante como narrador, ya que se convirtió en un pionero de ______________ en los cuentos y novelas. a)la literatura amorosa, b)la literatura fantástica, c)el género detectivesco
5En el modernismo, ____________ no representaba un tema digno de ser tratado en la literatura. Por ese motivo, los escritores imaginaban e ideaban mundos exóticos.a)la sociedad, b)la cotidianidad, c)la historia
6____________ es considerado como el fundador oficial de la corriente modernista. Se considera que antes hubo autores que plantearon estilos literarios con características similares, aunque fue él quien le dio al modernismo la forma con la que lo conocemos ahora.a)Rubén Darío, b)Ramón del Valle Inclán, c)Amado Nervo
7Dentro del modernismo volvió a recuperarse ____________. Sin embargo, no era una temática obligatoria, como sí había sido en otras épocas.a)el judaísmo, b)el cristianismo, c)el mundo grecolatino
8Los críticos literarios han establecido que la obra fundacional del modernismo es el libro “_________”, en el que su autor establece los rasgos que diferenciaron a esta corriente de sus contemporáneas y predecesoras.a)Azul…, b)Sonata de otoño, c)La guerra gaucha
9En la poesía modernista, uno de los elementos más importante era ___________. Así pues, los escritores se enfocaban en que los poemas fuesen elegantes y resultaran dulces a los oídos.a)la originalidad, b)la musicalidad, c)el contenido
10En el modernismo se solían hacer intercambios entre sensaciones y ___________. Esto hubiera representado un desplazamiento ilógico en una conversación normal, pero dentro de la literatura era un recurso incomparable.a)reflexiones, b)experiencias, c)sentidos
11En el modernismo hubo ____ etapas. En una de ellas los autores dejaron de rechazar tanto la cultura propia de sus países y empezaron a mirar los conflictos que se desarrollaban allí.a)tres, b)dos, c)cuatro
12Una obsesión de los modernistas fueron los ____________. Aunque en otras corrientes también fueron usados, para estos autores se convirtieron en una herramienta primordial a la hora de transmitir ideas y conceptos.a)colores, b)rifles, c)acentos
13Manuel Díaz Rodríguez, autor venezolano, fue un caso excepcional dentro del modernismo, ya que se dedicó casi exclusivamente ____________, que solía ser menos frecuente en los demás autores de la corriente.a)a la narrativa, b)al teatro, c)a la poesía
14Delmira Agustini fue una autora _____________ que logró desarrollar una técnica poética muy avanzada, comparable a la de otros exponentes del modernismo. a)argentina, b)chilena, c)uruguaya
15El poemario “______________” lo compuso Amado Nervo tras la muerte de la mujer de su vida, con quien vivía en secreto dentro de un apartamento de Madrid.a)La amada inmóvil, b)Los jardines interiores, c)Cantos de la mañana
16En el modernismo hubo una dualidad entre amor y __________. No se oponían entre sí, sino que representaban dos extremos, uno puro e idealizado y otro más primitivo y realista.a)deseo, b)erotismo, c)odio
17La novela “____________”, de Manuel Díaz Rodríguez, fue un caso particular dentro del modernismo, ya que fue alabada y criticada en la misma medida. El rechazo vino principalmente de la crítica venezolana, que la consideraba un texto mal logrado.a)El éxodo y las flores del camino, b)Ídolos rotos, c)Los cálices vacíos
18Aunque ____________ ha sido reconocido con el paso del tiempo como uno de los máximos representantes de la corriente modernista, en vida fue un autor muy despreciado e incomprendido.a)Ramón del Valle–Inclán, b)Leopoldo Lugones, c)Amado Nervo
19En “__________” las historias son protagonizadas por una serie de guerrilleros que luchan durante la independencia de Hispanoamérica. Además, el autor incorpora elementos del lenguaje y la cultura gauchos.a)El canto errante, b)Sangre patricia, c)La guerra gaucha
20Los modernistas, al igual que los autores del Siglo de Oro, llegaron a usar muchos cultismos. Pero no para que sus obras fuesen difíciles de entender, sino para alcanzar un grado mayor de __________.a)realismo, b)expresividad, c)lógica

Respuestas

N.ºEjercicios
1Amado Nervo obtuvo el éxito con la poesía. Su habilidad en este subgénero fue tal que algunos críticos lo han colocado al mismo nivel de Rubén Darío.
2Los autores modernistas rechazaban los principios del realismo y el naturalismo. No sentían que debían apegarse a la realidad material ni tampoco a la objetividad.
3Uno de los rasgos más curiosos del modernismo es que no surgió en Europa, donde habían nacido todas las corrientes literarias, sino en Hispanoamérica, y de allí llegó al continente europeo.
4Si bien Leopoldo Lugones es más conocido como un poeta modernista, también fue importante como narrador, ya que se convirtió en un pionero de la literatura fantástica en los cuentos y novelas.
5En el modernismo, la cotidianidad no representaba un tema digno de ser tratado en la literatura. Por ese motivo, los escritores imaginaban e ideaban mundos exóticos.
6Rubén Darío es considerado como el fundador oficial de la corriente modernista. Se considera que antes hubo autores que plantearon estilos literarios con características similares, aunque fue él quien le dio al modernismo la forma con la que lo conocemos ahora.
7Dentro del modernismo volvió a recuperarse el mundo grecolatino. Sin embargo, no era una temática obligatoria, como sí había sido en otras épocas.
8Los críticos literarios han establecido que la obra fundacional del modernismo es el libro “Azul…”, en el que su autor establece los rasgos que diferenciaron a esta corriente de sus contemporáneas y predecesoras.
9En la poesía modernista, uno de los elementos más importante era la musicalidad. Así pues, los escritores se enfocaban en que los poemas fuesen elegantes y resultaran dulces a los oídos.
10En el modernismo se solían hacer intercambios entre sensaciones y sentidos. Esto hubiera representado un desplazamiento ilógico en una conversación normal, pero dentro de la literatura era un recurso incomparable.
11En el modernismo hubo dos etapas. En una de ellas los autores dejaron de rechazar tanto la cultura propia de sus países y empezaron a mirar los conflictos que se desarrollaban allí.
12Una obsesión de los modernistas fueron los colores. Aunque en otras corrientes también fueron usados, para estos autores se convirtieron en una herramienta primordial a la hora de transmitir ideas y conceptos.
13Manuel Díaz Rodríguez, autor venezolano, fue un caso excepcional dentro del modernismo, ya que se dedicó casi exclusivamente a la narrativa, que solía ser menos frecuente en los demás autores de la corriente.
14Delmira Agustini fue una autora uruguaya que logró desarrollar una técnica poética muy avanzada, comparable a la de otros exponentes del modernismo.
15El poemario “La amada inmóvil” lo compuso Amado Nervo tras la muerte de la mujer de su vida, con quien vivía en secreto dentro de un apartamento de Madrid.
16En el modernismo hubo una dualidad entre amor y erotismo. No se oponían entre sí, sino que representaban dos extremos, uno puro e idealizado y otro más primitivo y realista.
17La novela “Ídolos rotos”, de Manuel Díaz Rodríguez, fue un caso particular dentro del modernismo, ya que fue alabada y criticada en la misma medida. El rechazo vino principalmente de la crítica venezolana, que la consideraba un texto mal logrado.
18Aunque Ramón del Valle–Inclán ha sido reconocido con el paso del tiempo como uno de los máximos representantes de la corriente modernista, en vida fue un autor muy despreciado e incomprendido.
19En “La guerra gaucha” las historias son protagonizadas por una serie de guerrilleros que luchan durante la independencia de Hispanoamérica. Además, el autor incorpora elementos del lenguaje y la cultura gauchos.
20Los modernistas, al igual que los autores del Siglo de Oro, llegaron a usar muchos cultismos. Pero no para que sus obras fuesen difíciles de entender, sino para alcanzar un grado mayor de expresividad.

¡Llegamos así al final del post! Si prestaste atención a cada apartado, ya eres todo un experto en el tema del modernismo. Te invitamos a leer alguna de las obras que estudiamos, pues seguramente te brindarán una experiencia de lectura increíble.