Naturalismo: Definición, características, ejemplos y ejercicios

El naturalismo representó en su momento un acercamiento notable entre la literatura y la ciencia. Esta corriente literaria se esmeró en lograr una cercanía a la realidad aún mayor que la que ya había conseguido el realismo. Al mismo tiempo, perfeccionó la objetividad dentro de los textos.

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Para entender bien todo eso, hemos elaborado un post con cada uno de los aspectos que debes conocer sobre la corriente naturalista: su definición, sus características, sus exponentes, entre otros. Trataremos de ser muy claros en las explicaciones, a fin de que no te quede ninguna duda sobre el tema. ¡Comencemos ya!

¿Qué es el naturalismo?

El naturalismo fue una corriente literaria que se sustentaba en los principios de la ciencia.

A partir de ese conocimiento científico, los autores creaban algunos elementos importantes de sus historias. Por ejemplo, la herencia genética les servía para justificar el parecido físico y psicológico entre un padre y su hijo.

La utilización en la literatura de los avances de la ciencia permitía una exactitud mucho mayor, ya que nada ocurría por simple invención del escritor, sino por una relación que se podía encontrar en la vida real. La personalidad, la actitud, los rasgos corporales, etcétera: todo estaba regido por una misma lógica.

Debido a eso se considera que el naturalismo fue la evolución del realismo —tal como en su momento lo fue el Neoclasicismo en relación con el Renacimiento—. En consecuencia, la corriente naturalista no nació en oposición a la realista, sino que se desprendió de ella y perfeccionó sus bases.

Historia del naturalismo

La historia de esta corriente empieza en Francia durante la década de 1870.

En ese entonces el realismo dominaba casi toda Europa; por su parte, el Romanticismo ya había perdido muchísima influencia. A la par, empezaron a aparecer y a propagarse varias ideas científicas de mucho peso:

  • El positivismo de Auguste Comte
  • La evolución de las especies
  • Las leyes de la genética

Junto a ellas se desarrollaron también ciertos principios filosóficos, como la idea de que en las acciones del hombre no intervienen ni Dios ni tampoco ninguna fuerza de carácter divino.

En resumidas cuentas, el mundo estaba pasando de una cultura muy centrada en las explicaciones mediante la religión o los mitos a una etapa científica en la que se buscaba justificar cada cosa con hechos observables. Y como era de esperarse, un cambio tan grande tuvo impacto en los escritores.

Entre esos autores, que aún no se habían consagrado dentro de los círculos literarios, fue Émile Zola quien inició el naturalismo de manera formal.

Era un gran conocedor del realismo y se había empapado de los avances científicos de su época. Ambos factores le permitieron desarrollar una nueva perspectiva literaria, cuyas bases dejó establecidas en dos obras: Le roman expérimental y Thérèse Raquin.

Sobre esas bases y las propias obras de Zola como ejemplo, otros escritores fueron construyendo sus obras. Así nació el naturalismo, primero en Francia y luego en América y el resto de Europa. Y durante varias décadas se convirtió en la corriente literaria más popular, hasta que llegó el siglo XX.

Características del naturalismo

Las características del naturalismo se fundamentaban en el afán de lograr una literatura objetiva y estructurada sobre el conocimiento que habían aportado las investigaciones científicas. Por ende, si bien en un principio son parecidas a las del realismo, no son exactamente iguales.

Máximo rigor científico

Tal como ya hemos señalado, la ciencia era un elemento fundamental a la hora de componer. Los avances científicos debían guiar cualquier comentario o alusión a enfermedades, condiciones físicas, rasgos biológicos, conductas de los personajes…

Para ello el autor se debía documentar sobre la información científica disponible en aquel tiempo, que fluía con mucha velocidad. Mientras más riguroso fuera, mejor elaborada quedaba la obra, al menos en relación con lo que indicaba el estilo naturalista.

Objetividad plena

En el naturalismo se mantuvo la objetividad que el realismo había popularizado tanto. Aunque sus exponentes buscaron llevarla a un nivel más elevado, por lo que se valieron de algunas medidas.

Una de ellas fue evitar los juicios directos que hacían los realistas a través del narrador. Recordemos que dichos autores incluían en sus obras críticas referentes a la sociedad, las injusticias sociales y el ámbito laboral, como una forma de manifestar su oposición frente a la realidad que les había tocado vivir.

Los escritores naturalistas consideraban que emitir juicios de esa manera resultaba poco sutil y hasta contradictorio, pues terminaba añadiendo un factor subjetivo al texto, que era la opinión del autor —por muy bien fundamentada que estuviese—. De ese modo, la objetividad se veía disminuida.

Esa consideración no había importado entre los representantes del realismo. Pero los naturalistas sí se fijaron en ella, razón por la cual procuraban que sus juicios fuesen indirectos; o sea, que el narrador no los plasmara, sino que el lector tuviese que deducirlos a partir de la totalidad de la obra.

El resultado de su elección fue una literatura todavía más imparcial y precisa que la que habían consagrado sus antecesores.

Pesimismo constante

Otra característica a destacar era la visión pesimista de las obras del naturalismo. Los escritores argumentaban que la vida no estaba a favor de la especie humana, razón por la cual no se podía esperar mucho de ella.

Con esa idea en mente, elaboraban vivencias negativas para sus personajes. Dentro de las historias, el azar iba en contra de ellos y estaban expuestos a todas las desgracias posibles. Peor aún, esta situación podía prolongarse hasta el último día de su vida sin que hubiera el más mínimo cambio.

Al manejar de ese modo el curso de los hechos, los naturalistas lograban reflejar su idea de que en la vida humana no hay intervenciones divinas, ni para ayudar ni para destruir, sino que todo está determinado por factores biológicos, físicos, sociales, etc.

Lenguaje directo y popular

Otro de los rasgos definitorios del naturalismo era el uso de un lenguaje directo y popular. Esto significa, en primer lugar, que los autores no recurrían a recursos literarios (metáforas, comparaciones…) para adornar sus mensajes.

En segundo lugar, implicaba utilizar sin ningún temor el lenguaje tal como se manifestaba en la realidad. Es decir, se incorporaban las jergas y los dialectos coloquiales, independientemente de que fuesen opuestos a las normas formales de escritura.

El resultado de ese tipo de lenguaje fue un estilo que conectaba muchísimo más al lector con el ambiente que el escritor quería transmitirle. Por lo tanto, quienes leían las obras tenían una mejor consciencia sobre la realidad del mundo exterior.

Enfoque en las clases bajas

A los escritores del naturalismo les interesaba mucho la clase baja. De ella partían para elaborar algunos protagonistas, dado que representaba el sector más afectado por los diferentes cambios que habían alterado la sociedad.

Precisamente por eso los pobres les servían a los naturalistas: eran el reflejo de la parte negativa de la vida. Creando personajes en ese grupo podían hacer el énfasis en la falta de ayuda con la que nace el ser humano. Todo lo contrario habría pasado si hubieran elegido la clase privilegiada.

Así pues, el menosprecio por parte de la élite, la imposibilidad de escalar en los rangos sociales y la aparente condena a una vida desafortunada se volvieron elementos que los autores de esta corriente exploraban frecuentemente en sus obras.

Ambientes deplorables

Al igual que los personajes del naturalismo solían ser miserables, también lo era el entorno en el que vivían. Los escritores acostumbraban ubicarlos en sitios que estuviesen en un estado deplorable, con el propósito de que encajaran con su situación.

Además de lo anterior, se buscaba ser muy detallista con la descripción de los ambientes. Mientras más precisa fuese, más podía recrear la idea de desgracia y tristeza.

Por supuesto que algunos sitios que aparecen en las obras reflejan algo muy diferente, aunque esos estaban destinados casi siempre para los personajes de alto rango, que vivían en una realidad mucho más afortunada que la de los pobres.

Temas del naturalismo

Los temas utilizados en el naturalismo se desprenden de dos vertientes: los cambios en la sociedad y los adelantos científicos. En ese sentido, podemos hablar de tres en específico:

Problemáticas sociales

Este es el principal asunto de la literatura naturalista. La sociedad europea del siglo XIX cambió a partir de la Revolución Industrial. Las consecuencias a nivel laboral y económico se dejaron sentir por décadas, sin que nada pudiese detenerlas.

Claro está, ese tema ya había sido abordado en el realismo. Mas los autores de esa corriente no llegaron a agotarlo, en vista de que seguía teniendo impacto más allá de la segunda mitad del siglo, que fue cuando apareció el naturalismo de manera oficial.

Para ese tiempo la explotación laboral, la falta de recursos, entre otros problemas todavía podían dar mucho material. Por consiguiente, los naturalistas los retomaron, pero para explorar sus causas y efectos y no para emitir juicios directos obre ellos (como se había hecho en el realismo).

Impacto de la genética

Otro tema importante en esta corriente fueron la genética y su impacto en la personalidad y el físico de los diferentes miembros de una familia. De hecho, algunos exponentes del naturalismo basaron obras enteras en esta temática.

De cierto modo, la herencia de los genes era una predestinación. O sea, la persona estaba destinada a tener una conducta y unos rasgos corporales determinados en función de sus progenitores (los padres). Y eso anticipaba cuál sería su función en la historia y cómo actuaría.

La idea de explicar esos aspectos no era nueva; ya en otros puntos de la historia había sido abordada. Sin embargo, en el contexto del naturalismo el tema se trataba desde la ciencia y sus avances, no desde la religión, como se hizo hasta entonces.

Vicios y enfermedades

Esto va de la mano con la temática anterior. Los vicios y las enfermedades desataban mucha curiosidad por parte de los exponentes de la corriente naturalista, puesto que podían buscarles una explicación lógica dentro del marco científico.

En el caso específico de los vicios, los escritores se fijaban en actos o costumbres que, tradicionalmente, habían sido condenados. Por ejemplo, la prostitución y el alcoholismo.

Más que juzgar a los personajes por caer en ellos, se intentaba profundizar en las causas que los habían originado. Las mismas podían ser económicas (falta de dinero, deudas…) o estar relacionadas con la genética y el contexto familiar.

Autores y obras del naturalismo

Ya dijimos que el naturalismo, aunque empezó en Francia, no tardó en extenderse por el resto del mundo. Así pues, los autores que veremos son de varias nacionalidades.

Émile Zola

Émile Zola (1840 – 1902) fue el máximo exponente del naturalismo, además de su iniciador oficial.

Él se encargó de establecer los lineamientos de dicha corriente, basándose en la posibilidad de conocer mucho mejor al ser humano gracias a los descubrimientos de la ciencia.

Este autor nació en una familia privilegiada. Su padre era ingeniero y su madre, una burguesa. Esa posición económica le facilitó los estudios en un principio, pero no fue capaz de graduarse. En vista de ello, se dedicó a trabajar en varios cargos mientras ganaba experiencia escribiendo en algunos diarios populares.

Zola inició su carrera como escritor a partir de 1864, cuando publicó una serie de cuentos. A estos los seguirían otras obras, aunque en ninguno de los dos casos había desarrollado todavía el estilo naturalista.

Desde 1866 aproximadamente, se centró solo en escribir. Durante esa etapa dejó de lado las influencias literarias que había seguido y se enfocó en el realismo. En paralelo, fue aprendiendo de las corrientes de pensamiento que estaban ganando reconocimiento, entre ellas el positivismo.

El resultado de toda esa formación fue el naturalismo literario, el cual consolidó definitivamente cuando decidió crear un conjunto de novelas que narraran las experiencias de varias generaciones de una misma familia: la saga Les Rougon-Macquart.

La bibliografía de este escritor llegó a incluir, además de cuentos, algunas obras de teatro. Pero la novela fue el subgénero en el que brilló realmente y por el que se le conoce hoy en día. Por ese motivo, hablaremos de sus obras novelísticas más destacadas:

  • Thérèse Raquin: esta novela tiene como protagonista a Thérèse, una joven que se ve obligada a casarse con un primo enfermizo. El amor, la pasión y cualquier otra emoción se le escapan en su matrimonio, ya que no siente nada por su esposo. Más adelante conoce a un amigo de él por el cual desarrolla una pasión instantánea, que la lleva a cometer adulterio e incluso un asesinato.
  • La taberna: se trata de un texto centrado en el mundo obrero y en los sufrimientos de quienes pertenecen a ese grupo social. Para elaborarlo Zola tomó en cuenta el lenguaje y las actitudes de los obreros de su tiempo, a fin de darle más credibilidad. La protagonista es una mujer que vive con un hombre inútil que además la engaña. El alcoholismo de él termina por hundirla también a ella.
  • Nana: esta novela está conectada con la anterior. La protagonista es la actriz Nana, a la que muchos hombres desean por su belleza. Ella es muy seductora y también astuta, de modo que usa ese poder a su favor para obtener diferentes tipos de placeres. Esa conducta poco a poco va corrompiendo a sus amantes hasta dejarlos en la ruina moral y económica.
  • La ralea: aquí el tema central es la caída de la sociedad francesa. Es la segunda novela de Les Rougon-Macquart, y está enlazada con la primera. El protagonismo de la historia recae sobre Maxime y Renée, que son hijastro y madrastra respectivamente. Ambos caen en una relación incestuosa, lo cual generó una enorme polémica cuando apareció publicada la obra.

Guy de Maupassant

Guy de Maupassant (1850 – 1893) fue el heredero directo de Zola y el segundo mayor representante del naturalismo en Francia luego de él. Se dedicó principalmente al cuento, aunque llegó a componer varias novelas, obras de teatro y poemas.

La educación de Guy fue de carácter religioso desde el principio, a pesar de que sus padres no compartían el pensamiento cristiano. En todo caso, él no culminó su formación en el seminario, ya que en 1868 se ganó que lo expulsaran de allí.

Posteriormente empezó la carrera de Derecho, que debió interrumpir varias veces. Al concluirla obtuvo un cargo alto gracias a las influencias de su padre, mas lo mantuvo por un período muy breve, pues se empezó a centrar más en la literatura.

Ese cambio se debió al contacto con otros escritores, que le fue posible gracias a la amistad que tenía con Gustave Flaubert. Poco después comenzó a escribir, y en 1880 uno de sus relatos obtuvo un excelente recibimiento, con lo cual inició su ascenso en el mundo literario.

Como ya dijimos, Maupassant fue mayormente un cuentista. Ahora bien, en líneas generales, podemos decir que su mayor éxito lo obtuvo en el género narrativo, así que en ese nos centraremos:

  • Bola de Sebo: este cuento relata la historia de un grupo de viajeros, varios de ellos de la alta sociedad, que son interceptados por un grupo de soldados prusianos. Con ellos va Bola de Sebo, una prostituta que es discriminada por los demás integrantes del viaje. Ella se ve obligada a dormir con el líder de los soldados para que este permita que se reanude la marcha. Lo hace, y lo único que consigue de sus compañeros es seguir siendo despreciada.
  • Pierre y Jean: En esta novela corta se relata la historia de dos hermanos, Pierre y Jean. Aparentemente son hijos del mismo padre, pero una noticia inesperada sobre la muerte de un viejo amigo que deja una herencia a Jean desata ciertas dudas en Pierre. Este último investiga y llega a descubrir que ese amigo es el padre verdadero de su hermano.
  • Bel–Ami: está considerada como el máximo logro literario de Maupassant. Se trata de una novela protagonizada por Georges Duroy, un jovenzuelo que no tiene remordimientos ni escrúpulos. Al principio de la historia se cuenta su llegada de Argelia, donde había servido al Ejército, y su decisión de hacer su vida en París, ciudad en la que va aprendiendo que para escalar en el rango social debe usar su encanto personal.

Vicente Blasco Ibáñez

Vicente Blasco Ibáñez (1867 – 1928) fue el representante más influyente del naturalismo en España, de acuerdo con la crítica. Igualmente, se le considera uno de los autores más prolíficos de dicha corriente.

Su niñez transcurrió en un ambiente agitado. Durante ese tiempo estaba formándose la Primera República Española, así que el panorama político atravesaba un fuerte cambio. El propio autor llegó a presenciar levantamientos rebeldes, que sembraron la semilla revolucionaria en él.

El contacto con el naturalismo lo tuvo en la década de 1890. Exiliado en París debido a algunas polémicas, conoció las obras que estaban consolidándolo entre la nueva generación de autores. Él mismo, que aún no era reconocido, se vio impresionado por el estilo naturalista y lo adoptó para sus novelas.

Blasco Ibáñez administraba su tiempo para escribir y para dedicarse a la política. Esta última ocasionó que tuviese que volver a exiliarse cuando llevaba pocos años de haber regresado de Francia. Fue allí donde años después escribió su obra maestra.

Cabe señalar que este escritor, si bien mantenía los lineamientos naturalistas, no era tan riguroso como otros autores al momento de incorporar datos científicos. Sea como sea, algunas de sus novelas son un ejemplo indiscutible del naturalismo:

  • Los cuatro jinetes del Apocalipsis: se ambienta en la Primera Guerra Mundial y está centrada en dos familias de Argentina. Cada una vive sus experiencias individualmente, aunque están conectadas por un ancestro en común. Tras la muerte de este, regresan a Europa. Ya estando allí, se unen al conflicto, pero en bandos opuestos. El autor deja claro en esta obra su rechazo hacia Alemania, lo que le ganó muchas simpatías en los países vencedores.
  • Arroz y tartana: la historia de esta novela gira en torno a Manuela Pajares, quien ha enviudado dos veces. El primero de sus esposos le brindó una fortuna considerable, mas la perdió insensatamente con el segundo. Aun así, ella no acepta renunciar a su rango social, y todas sus acciones se basan en demostrar que sigue siendo una mujer adinerada.
  • La barraca: en esta novela el autor aborda los sufrimientos de los campesinos. La historia comienza cuando Barret pierde su huerta al no poder financiar el arrendamiento que debía pagar por ella. Ante eso, sus vecinos deciden ahuyentar a cualquier otra persona que quiera cultivarla, como una forma de protestar por la pérdida de Barret. Este acto de solidaridad termina desencadenando varias muertes al final.
  • La araña negra: con esta obra, Blasco Ibáñez logró formular una crítica severa hacia la Compañía de Jesús, una orden religiosa caracterizada por ser ambiciosa y corrupta. La novela plantea una historia en la que dicha orden elabora una estrategia para robar la fortuna de la familia Baselga. Evidentemente, un planteamiento como ese recibió muchísimas críticas por parte de la Iglesia y sus fieles.

Emilia Pardo Bazán

Emilia Pardo Bazán (1851 – 1921) está en la cumbre del naturalismo español junto a Vicente Blasco Ibáñez. Según señalan los estudiosos, fue ella quien introdujo la corriente a España. Y aun cuando no aceptaba todos sus principios, sí implementó el estilo en su producción literaria.

Al ser hija de condes, Emilia tuvo acceso a una vida con muchos lujos y a una educación de máximo nivel. Esta última permitió que desde pequeña fuese muy culta, lo cual se reflejaba en su gusto por la literatura clásica española.

La carrera de esta autora inició en 1876, año en el que publicó una colección de poemas. Un par de años más tarde salió a la luz su primera novela, que todavía no se adaptaba al naturalismo. No fue sino hasta 1881 cuando, influida por las ideas de Zola, formuló sus siguientes obras con base en esa corriente.

Sus novelas y cuentos fueron volviéndose textos impulsores del naturalismo en España por años, hasta que evolucionó a un estilo diferente. Sin embargo, la autora procuraba hallar un punto de equilibrio en el que pudiese respetar la corriente sin ir en contra de sus propias convicciones religiosas.

Como resultado, la literatura de Emilia Pardo Bazán resulta más conservadora y católica que la que podemos observar en otros autores de nuestra lista. De esta etapa naturalista, que duró alrededor de una década, conviene resaltar cuatro novelas en concreto:

  • Los Pazos de Ulloa: se desarrolla a través de Julián Álvarez, un sacerdote que se dirige a los Pazos de Ulloa con la intención de ejercer un cargo como administrador del marqués Pedro Moscoso. Al llegar allí descubre que el propio marqués y su familia están sumidos en una decadencia moral y económica. Julián decide interceder para cambiar esa situación, sin saber lo difícil que le resultará.
  • La tribuna: se considera la primera novela naturalista española. La historia presenta a Amparo, una obrera de una fábrica de tabacos que se vuelve la portavoz de sus compañeras frente a las injusticias que sufren en su trabajo. A través de este personaje, la escritora cuestiona el tratamiento laboral hacia las mujeres y refleja la necesidad de modificar la sociedad española de esa época.
  • Un viaje de novios: en esta novela se desarrolla la historia de un matrimonio terrible. Los esposos son la joven Lucía y un funcionario sin escrúpulos con el que ella ha aceptado casarse por indicación de su padre. La chica se enfrenta a la realidad que vive con su pareja y a la distancia que hay entre eso y lo que ella desearía estar viviendo. Esa desgracia le sirve a Emilia para criticar la costumbre de organizar matrimonios por conveniencia.
  • Morriña: en principio este texto se muestra sencillo, ya que en él se desarrolla una simple historia entre una doña Aurora, el hijo de esta y la sirvienta que tienen en casa. Pero se exploran muchos aspectos profundos, como la imposibilidad de que el hijo de Aurora pueda establecer una relación amorosa con la sirvienta. La obra no fue bien acogida en su momento, aunque con el paso del tiempo ha sido mejor recibida.

Frank Norris

Frank Norris (1870 – 1902) fue el iniciador del naturalismo en Norteamérica.

Pese a que tuvo una vida corta en comparación con otros autores, la calidad de sus textos fue suficiente para consagrarlo en poco tiempo.

Era hijo de un comerciante muy bien posicionado y de una mujer con una gran cultura. Fue ella quien lo inició en la literatura como tal mostrándole varios autores clásicos y contemporáneos. El resultado fue que el niño quedó admirado e impresionado con esas primeras lecturas.

Cuando aún era adolescente, viajó a París para culminar su formación como pintor. En ese tiempo ya estaba de moda el naturalismo, gracias a Zola y a Maupassant. Sin embargo, no fue sino hasta varios años después cuando dicha corriente influyó en él.

Para entonces estaba de vuelta en Estados Unidos y tenía casi veinte años. Ya había asimilado las ideas de Zola, así como también otras provenientes de la literatura medieval, sin mencionar algunas lecturas más contemporáneas. Todo eso en conjunto dio lugar a su primera novela en 1899.

Con los años fueron apareciendo otros textos, que eran en su mayoría novelas. Lastimosamente, su obra no ha sido traducida por completo a nuestro idioma. En consecuencia, tenemos que limitarnos a hablar de una sola:

  • El pozo: Una historia de Chicago: esta novela pertenecía a una trilogía que Norris dejó incompleta debido a su fallecimiento. La historia se ambienta en una época en que se explotaban los pozos comerciales usados para especular con el trigo. Esta actividad suponía una fuente de riqueza, por lo que atrae a uno de los personajes, y ello a su vez desencadena en él una obsesión que va arruinando lentamente su matrimonio.

Eugenio Cambaceres

Eugenio Cambaceres (1843 – 1888) fue quien inició la corriente naturalista dentro de Argentina.

Su bibliografía ha sido catalogada en más de una categoría, pero la principal de ellas es indudablemente el naturalismo.

Este escritor se relacionó desde niño con la cultura y la literatura francesas gracias a su padre. Ya de adulto se formó en Derecho, carrera que culminó en 1869. Desde entonces se centró en la vida política de su país; fue diputado y promovió varios proyectos legales ambiciosos.

A partir de 1876 se separa de la política tras haber sufrido varias derrotas. Entonces emprendió varios viajes; uno de ellos lo llevó a París, donde entró en contacto con las ideas de Émile Zola. Fascinado por ellas, compuso su primera novela, que triunfó enseguida y popularizó el naturalismo en Argentina

Posteriormente publicó más obras naturalistas. En todas ellas demostraba un gran conocimiento sobre las costumbres y la moral de la sociedad de su época. Asimismo, fue capaz de retratar con una precisión incomparable los vicios de la naturaleza humana.

La producción literaria de Eugenio Cambaceres es bastante escasa; llegó a publicar únicamente cuatro novelas. Para esta ocasión hemos seleccionado dos de ellas:

  • Pot–pourri. Silbidos de un vago: fue la primera obra que publicó Cambaceres y también la que inició el naturalismo argentino. La temática central es el adulterio, aunque hay también muchas críticas y burlas a ciertos aspectos de la sociedad. Se estima asimismo que algunos elementos de la historia están basados en experiencias reales del autor.
  • Sin rumbo: en esta novela se plantea un ambiente muy deprimente. El protagonista es el joven Andrés, que decide seducir a una chica. Este romance acaba en embarazo, pero él no se hace responsable, sino que decide escaparse a la ciudad, donde continúa con sus seducciones. Más adelante vuelve a su pueblo, y es entonces cuando se inicia una serie de muertes que concluye con su propio suicidio.

Ejemplos del naturalismo

Ya te hablamos bastante de las características del naturalismo y de sus autores. Ahora es momento de que puedas darles un vistazo a las obras de esta corriente. Para ello hemos seleccionado un fragmento de cada una:

Emile Zola, Nana (traducción de J. Zambrano)

Cierta claridad se deslizaba bajo un cortinaje, y se distinguían los muebles de palisandro, las cortinas y las sillas forradas en damasco bordado con grandes flores azules sobre fondo gris. Pero en la tibieza de aquella alcoba adormecida, Nana se despertó sobresaltada, como sorprendida al sentir el vacío a su lado. Miró el almohadón que había junto al suyo, con el hueco aún caliente de una cabeza en medio de sus bordados.

Guy de Maupassant, Pierre y Jean (traducción de Carlos Frontaura)

Juan fue desde su infancia un modelo de dulzura, de bondad y de carácter tranquilo; y Pedro estaba cansado de oír elogiar siempre a aquel gordinflón, cuya dulzura le parecía debilidad, la bondad tontería y la benevolencia ceguedad. Sus padres, gente pacífica, que soñaban para sus hijos posiciones honrosas y mediocres, le reprochaban sus indecisiones, sus entusiasmos, sus tentativas abortadas…

Emile Zola, La taberna (traducción de Francisco Caudet)

Cuando Gervaise se despertó, a eso de las cinco, entumecida y con la espalda dolorida, prorrumpió en sollozos. Lantier no había vuelto. Era la primera vez que no dormía en casa. Permaneció sentada en el borde de la cama, bajo los jirones de desteñida cretona que colgaban de una varilla atada al techo con una cuerda. Y, lentamente, con los ojos anegados en lágrimas, iba pasando revista a la miserable habitación…

Emile Zola, La ralea (traducción de Emilio M. Martínez)

El deseo franco y ardiente que había subido al corazón de Renata, en los embriagadores perfumes de la estufa, mientras que Máximo y Luisa se reían en un confidente del saloncito botón de oro, pareció desvanecerse como una pesadilla de que tan sólo queda un vago estremecimiento. La joven había don servado toda la noche en los labios el amargor del tanghin…

Guy de Maupassant, Bola de Sebo (traducción de Néstor Sánchez)

Durante varios días consecutivos, sobrevivientes del ejército derrotado, hechos jirones, atravesaron la ciudad. Más que integrantes de una tropa, parecían turbas desbandadas. Llevaban barbas crecidas y sucias, uniformes andrajosos, y avanzaban con paso cansino, sin bandera, sin disciplina. Todos parecían agobiados, apaleados, incapaces de una sola idea o de cualquier resolución, moviéndose sólo por la costumbre y cayendo de fatiga en cuanto se detenían.

Emilia Pardo Bazán, La tribuna

Quedóse reducida la familia a lo que trabajase el señor Rosendo: el real diario que del fondo de Hermandad de la Fábrica recibía la enferma no llegaba a medio diente. Y la chiquilla crecía, y comía pan y rompía zapatos, y no había quien la sujetase a coser ni a otro género de tareas. Mientras su padre no se marchaba, el miedo a un pasagonzalo sacudido con el cargador la tenía quieta ensartando y colocando barquillos…

Vicente Blanco Ibáñez, La barraca

Despertaba la huerta, y sus bostezos eran cada vez más ruidosos. Rodaba el canto del gallo de barraca en barraca. Los campanarios de los pueblecitos devolvían con ruidoso badajeo el toque de misa primera que sonaba a lo lejos, en las torres de Valencia, esfumadas por la distancia. De los corrales salía un discordante concierto animal: relinchos de caballos, mugidos de corderos, ronquidos de cerdos…

Emile Zola, Thérèse Raquin (traducción de María Teresa Gallego Urrutia)

Tomó en arriendo por cuatrocientos francos una casita cuyo jardín llegaba hasta la orilla del Sena. Era una vivienda apartada y discreta con un remoto aroma a claustro. Se llegaba a ese retiro por una senda estrecha que corría entre dilatadas praderas; las ventanas de la vivienda daban al río y a las lomas desiertas de la otra orilla. La buena señora, que pasaba ya de los cincuenta, se encerró en aquellas soledades, que le proporcionaron sereno gozo, junto a su hijo Camille y su sobrina Thérèse.

Emilia pardo Bazán, Los pazos de Ulloa

Iba el jinete colorado, no como un pimiento, sino como una fresa, encendimiento propio de personas linfáticas. Por ser joven y de miembros delicados, y por no tener pelo de barba, pareciera un niño, a no desmentir la presunción sus trazas sacerdotales. Aunque cubierto de amarillo polvo que levantaba el trote del jaco, bien se advertía que el traje del mozo era de paño negro liso…

Vicente blanco Ibáñez, Los cuatro jinetes del Apocalipsis

En 1870, Marcelo Desnoyers tenía diecinueve años. Había nacido en los alrededores de París. Era hijo único, y su padre, dedicado a pequeñas especulaciones de construcción, mantenía a la familia en un modesto bienestar. El albañil quiso hacer de su hijo un arquitecto, y Marcelo empezaba los estudios preparatorios, cuando murió el padre repentinamente, dejando sus negocios embrollados.

Vicente Blasco Ibáñez, La araña negra

Los platos humeantes, recién salidos de los fogones, los fiambres costosos, las frutas raras, los helados exquisitos y los vinos, que hacía ya muchos años dormían en las bodegas de Palacio bajo espesa capa de telarañas y polvo, salían a borbotones por la puerta de las cocinas en brazos de diligentes pinches, y eran distribuidos entre aquellos mocetones uniformados, tan gallardos como brutales, que con el fusil bajo el brazo recogían el regalo del rey…

Eugenio Cambaceres, Pot–pourri. Silbidos de un vago

Y, la verdad: por muy grande y muy merecido que sea el descrédito en que, ante la opinión del mundo, ha caído la respetable falange de las suegras, debe ser dura cosa aun para una suegra, parir, criar y educar a su hija, exponiéndose que el día menos pensado y sin otro sacrificio que el de la modesta suma de doscientos pesos papel, que, al fin, haciendo las cosas con economía, no cuesta más la ceremonia, venga un sátrapa cualquiera… y se case con ella.

Frank Norris, El pozo: Una historia de Chicago (traductor desconocido)

A las ocho en punto, en el vestíbulo interior del Auditorium Theatre junto a la ventana de la taquilla, Laura Dearborn, su hermana menor Page y su tía, la tía Wess, todavía esperaban que apareciera el resto de la fiesta del teatro. Una gran aglomeración de hombres y mujeres vestidos de noche, que se movía lentamente, llenaba el vestíbulo de una pared a otra. Un murmullo confuso de conversaciones y el arrastrar de muchos pasos se elevaba por todas partes…

Emilia Pardo Bazán, Un viaje de novios

Seguía corriendo el tren, y la desposada no lloraba ya. Apenas se advertían en su rostro huellas de llanto, ni sus párpados estaban enrojecidos. Así acontece con las lágrimas que vertemos por las primeras pendías de la vida: llanto sin amargura, rocío leve, que antes refresca que abrasa. Comenzaban a entretenerla las estaciones y la gente que se asomaba curiosa a la portezuela, escudriñando el interior del departamento.

Guy de Maupassant, Bel–Ami (traducción de Carlos de Arce)

Una vez en la acera, Duroy permaneció un instante inmóvil preguntándose qué haría. Se encontraba a 28 de junio y solamente le quedaban tres francos con cuarenta céntimos en el bolsillo hasta final de mes. Esto representaba dos cenas sin almuerzos, o dos almuerzos sin cena. A elegir. Pensó que las comidas de la mañana costaban uno diez, en lugar del uno cincuenta que suponían las de la cena, con lo cual podría disponer, si se contentaba con los almuerzos, de un franco veinte céntimos.

Eugenio Cambaceres, Sin rumbo

Insensible y como muerto, encerrado dentro de las paredes mudas de su casa, días enteros se pasaba sin querer hablar ni ver a nadie, arrebatado en la corriente destructora de su siglo, pensando en él, en los otros, en la miseria de vivir, en el amor —un torpe llamado de los sentidos—, la amistad —una ruin explotación—, el patriotismo —un oficio o un rezago de barbarie—, la generosidad, la abnegación, el sacrificio —una quimera o un desamor monstruoso de sí mismo—…

Emilia Pardo Bazán, Morriña

Aquella asamblea de sonámbulos se despertaba y alborozaba al entrar Rogelio, quien, por las tardes, antes de salir, a pie o en coche, acostumbraba dejarse ver en la tertulia, riendo mucho de lo que ocurría en ella, pero sin malicia, con travesura de chico mimado. Habíale puesto de mote «Inútil Club»; a Candás, por su calva amarilla y enorme, le llamaba «Laín Calvo», y al afeitado y galante señor de Febrero, «Nuño Rasura». Las criadas repetían por lo bajo estos apodos.

Vicente Blasco Ibáñez, Arroz y tartana

¡Qué noches aquéllas de emociones, de nerviosas alegrías, de mareos voluptuosos, y después de aplastamiento, de brutal cansancio…! Juanito era el encargado de abrir la puerta cuando la familia volvía del baile. En la madrugada, cerca de las cuatro, oía chirriar los pesados portones, entraba el carruaje en el patio, con gran estrépito, y él saltaba de la cama metiéndose los pantalones. La entrada de la familia le deslumbraba, sintiendo el infeliz una impresión de vanidad.

Ejercicios del naturalismo

No nos podemos ir sin antes dejarte unos ejercicios para que practiques. Tan solo así podrás confirmar que has entendido bien la clase de hoy.

Los ejercicios son de selección múltiple, cada uno con tres opciones a elegir para rellenar el espacio en blanco. Si quieres dar con la correcta, primero asegúrate de leer bien el enunciado.

Al igual que siempre, te incluimos las soluciones en la sección “Respuestas”. Pero procura resolver cada ejercicio antes de ir allí.

N.ºEjerciciosOpciones
1Las obras del naturalismo se caracterizaban por tener una visión sumamente _________. Así pues, era común que los personajes experimentasen una vida y una muerte trágicas.a)pesimista, b)optimista, c)subjetiva
2Los críticos literarios consideran a _____________ como la persona responsable de introducir por primera vez el naturalismo en España, pues los principios de la corriente se ven reflejados en muchas de sus novelas.a)Guy de Maupassant, b)Emilia Pardo Bazán, c)Vicente Blasco Ibáñez
3El lenguaje de las obras del naturalismo era ___________. De esa manera, llegaba a ser mucho más realista respecto a cómo hablaban las personas en la vida real.a)popular, b)culto, c)anticuado
4En cierta medida, el naturalismo es la evolución del ____________. Esta afirmación se basa en que toma los principios de dicha corriente y las lleva a un nivel de precisión científica.a)Romanticismo, b)Neoclasicismo, c)realismo
5El iniciador del naturalismo como corriente literaria fue el escritor _____________. Este conocía bastante bien las ideas del realismo, por lo que supo proyectarlas y orientarlas a describir la naturaleza científica de la conducta humana.a)Vicente Blasco Ibáñez, b)Frank Norris, c)Emile Zola
6El gran proyecto novelístico de Emile Zola fue “________________”. En esta saga de novelas se esforzó por trazar la vida de varios integrantes de una misma familia, aunque en distintas generaciones, haciendo énfasis en cómo la herencia genética determinaba su carácter.a)Les Rougon-Macquart, b)Thérèse Raquin , c)Los pazos de Ulloa
7La clase ____________ era el nivel social en el que decidieron enfocarse los escritores del naturalismo. Sus problemas, sus sufrimientos y su rol en la sociedad de ese entonces les sirvieron como base para construir sus obras.a)alta, b)baja, c)media
8El subgénero al que Maupassant se dedicó principalmente fue ___________. Se le considera un maestro en él, por su precisión y por saber definirlo frente a otras manifestaciones literarias.a)el cuento, b)la novela, c)la tragedia
9El iniciador del naturalismo en Norteamérica fue ____________. Este escritor vivió muy poco tiempo, aun fue suficiente para que creara varios textos naturalistas de incomparable calidad.a)Emilia Pardo Bazán, b)Eugenio Cambaceres, c)Frank Norris
10Los ambientes __________ son comunes en las obras del naturalismo. La intención tras ello es hacer que reflejaran bien la miseria que sufrían los personajes dentro de las historias.a)deplorables, b)alegres, c)elegantes
11Las leyes de la ____________ fueron una idea muy importante dentro de la corriente naturalista, dado que les permitía a los autores justificar los rasgos corporales, las actitudes e incluso los defectos de sus protagonistas.a)física, b)locomoción, c)genética
12____________, si bien refleja la mayoría de los lineamientos del naturalismo, no posee el mismo rigor que sus contemporáneos a la hora de aprovechar los conocimientos científicos.a)Guy de Maupassant, b)Vicente Blasco Ibáñez, c)Eugenio Cambaceres
13Al hablar de los vicios humanos, a los autores les interesaba más __________ que juzgarlos. El propósito que perseguían era explicar las causas que los originaban.a)disfrazarlos, b)estudiarlos, c)rechazarlos
14En el texto “Pierre y Jean” se aborda la historia de dos ___________. Uno de ellos resulta ser el fruto de una relación clandestina entre su madre y un viejo conocido de la familia.a)amigos, b)primos, c)hermanos
15La novela “____________” tiene como protagonista a una chica que vive infeliz debido a que la obligaron a casarse con un primo enfermizo, hasta que conoce a un amigo de este y desarrolla una profunda pasión hacia él.a)Thérèse Raquin, b)La barraca, c)Bel–Ami
16En “____________” Vicente Blasco Ibáñez desarrolla una fuerte crítica hacia la Compañía de Jesús, a la cual presenta como una institución de ladrones.a)La araña negra, b)Los cuatro jinetes del Apocalipsis, c)Morriña
17La ausencia de ______________ es una de las características que diferencia al naturalismo del realismo. Los naturalistas consideraban que debían ser sutiles, para no entorpecer la objetividad final del texto.a)descripciones detalladas, b)juicios directos, c)diálogos realistas
18“__________” fue la primera novela del naturalismo español. La trama de esta obra presenta a una mujer que sufre de injusticias laborales dentro de una fábrica de tabacos.a)Un viaje de novios, b)Morriña, c)La tribuna
19Eugenio Cambaceres fue el primero que desarrolló el naturalismo en ____________. Aunque cabe mencionar que, por la variedad de elementos en su obra, se le ha catalogado en más de un estilo, entre los cuales el principal sería el naturalista.a)Venezuela, b)Argentina, c)Portugal
20En “El pozo: Una historia de Chicago”, el tema central es la especulación con ___________, que para la época era un producto que podía enriquecer a quien lo vendiese en gran cantidad.a)el trigo, b)la sal, c)el petróleo

Respuestas

N.ºEjercicios
1Las obras del naturalismo se caracterizaban por tener una visión sumamente pesimista. Así pues, era común que los personajes experimentasen una vida y una muerte trágicas.
2Los críticos literarios consideran a Emilia Pardo Bazán como la persona responsable de introducir por primera vez el naturalismo en España, pues los principios de la corriente se ven reflejados en muchas de sus novelas.
3El lenguaje de las obras del naturalismo era popular. De esa manera, llegaba a ser mucho más realista respecto a cómo hablaban las personas en la vida real.
4En cierta medida, el naturalismo es la evolución del realismo. Esta afirmación se basa en que toma los principios de dicha corriente y las lleva a un nivel de precisión científica.
5El iniciador del naturalismo como corriente literaria fue el escritor Emile Zola. Este conocía bastante bien las ideas del realismo, por lo que supo proyectarlas y orientarlas a describir la naturaleza científica de la conducta humana.
6El gran proyecto novelístico de Emile Zola fue “Les–Rougon–Macquart”. En esta saga de novelas se esforzó por trazar la vida de varios integrantes de una misma familia, aunque en distintas generaciones, haciendo énfasis en cómo la herencia genética determinaba su carácter.
7La clase baja era el nivel social en el que decidieron enfocarse los escritores del naturalismo. Sus problemas, sus sufrimientos y su rol en la sociedad de ese entonces les sirvieron como base para construir sus obras.
8El subgénero al que Maupassant se dedicó principalmente fue el cuento. Se le considera un maestro en él, por su precisión y por saber definirlo frente a otras manifestaciones literarias.
9El iniciador del naturalismo en Norteamérica fue Frank Norris. Este escritor vivió muy poco tiempo, aun fue suficiente para que creara varios textos naturalistas de incomparable calidad.
10Los ambientes deplorables son comunes en las obras del naturalismo. La intención tras ello es hacer que reflejaran bien la miseria que sufrían los personajes dentro de las historias.
11Las leyes de la genética fueron una idea muy importante dentro de la corriente naturalista, dado que les permitía a los autores justificar los rasgos corporales, las actitudes e incluso los defectos de sus protagonistas.
12Vicente Blasco Ibáñez, si bien refleja la mayoría de los lineamientos del naturalismo, no posee el mismo rigor que sus contemporáneos a la hora de aprovechar los conocimientos científicos.
13Al hablar de los vicios humanos, a los autores les interesaba más estudiarlos que juzgarlos. El propósito que perseguían era explicar las causas que los originaban.
14En el texto “Pierre y Jean” se aborda la historia de dos hermanos. Uno de ellos resulta ser el fruto de una relación clandestina entre su madre y un viejo conocido de la familia.
15La novela “Thérèse Raquin” tiene como protagonista a una chica que vive infeliz debido a que la obligaron a casarse con un primo enfermizo, hasta que conoce a un amigo de este y desarrolla una profunda pasión hacia él.
16En “La araña negra” Vicente Blasco Ibáñez desarrolla una fuerte crítica hacia la Compañía de Jesús, a la cual presenta como una institución de ladrones.
17La ausencia de juicios directos es una de las características que diferencia al naturalismo del realismo. Los naturalistas consideraban que debían ser sutiles, para no entorpecer la objetividad final del texto.
18“La tribuna” fue la primera novela del naturalismo español. La trama de esta obra presenta a una mujer que sufre de injusticias laborales dentro de una fábrica de tabacos.
19Eugenio Cambaceres fue el primero que desarrolló el naturalismo en Argentina. Aunque cabe mencionar que, por la variedad de elementos en su obra, se le ha catalogado en más de un estilo, entre los cuales el principal sería el naturalista.
20En “El pozo: Una historia de Chicago”, el tema central es la especulación con el trigo, que para la época era un producto que podía enriquecer a quien lo vendiese en gran cantidad.

Hasta aquí llegamos por esta ocasión. Esperamos que haya resultado interesante para ti y que te haya servido para entender en qué consistió el naturalismo. Y si sientes que te queda alguna duda, ¡solamente tienes que darle un repaso al post!