Examen simulacro EXANI II | Comprensión Lectora Parte 4 – V. 2.0

Aspirante, en esta ocasión continuamos con nuestro simulacro de Comprensión Lectora del EXANI II. El artículo de hoy corresponde a la cuarta parte, en la que se incluyen los ejercicios desde el 31 hasta el 40. Asegúrate de prestar suficiente atención y verás que entiendes cada uno de ellos.

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Lea el texto mostrado a continuación. Posteriormente, resuelva las preguntas planteadas.

Problemas en casa

El mediodía estaba bastante cerca, así que la profesora Daniela decidió ir preparándose para retirarse. Media hora antes se habían marchado los niños, uno de los cuales le regaló una despedida muy cariñosa antes de irse, gesto que le sacó una sonrisa a Daniela. Pero aquel acto no era lo único que la tenía contenta; había uno más: la cita que había pautado para aquella noche con Julián, el hombre que le gustaba desde hacía varios meses. Daniela sabía que si llegaba temprano tendría más tiempo para arreglarse, lo que aumentaba sus probabilidades de verse atractiva para él.

Pero, cuando ya estaba a punto de salir, Daniela escuchó que tocaban a la puerta. Al voltearse para ver se encontró a una mujer de escasa estatura, desaliñada y sonriente. Se trataba de la mamá de Oriana, una de sus estudiantes. El mes anterior, la docente le había solicitado que acudiera para habla con ella sobre la conducta de la niña, que había ido empeorando semana tras semana. Sin embargo, la madre nunca se presentó. En un principio Daniela se molestó bastante, pero después decidió no darle demasiada importancia; ya habría tiempo para intentarlo de nuevo, pensó en aquel entonces.

Ahora se había presentado finalmente la oportunidad, sí, aunque en el día menos indicado para ello. Daniela se limitó a suspirar, consciente de que sus deberes profesionales debían estar por encima de sus necesidades personales. Así pues, invitó a la mujer a tomar asiento y ella misma se volvió a sentar. “Maestra, le ofrezco mis disculpas —se excusó la madre—. Sé que no es bueno llegar sin avisar, pero quería aprovechar que tuve un rato libre. Vine para que me explique qué sucede con Oriana”. Daniela asintió con la cabeza y empezó a buscar algo en el escritorio. “Lamento también no haber asistido la vez pasada. No vaya a pensar que fue porque no quise. Lo que pasó fue que hubo una reunión de emergencia en donde trabajo y no tuve más opción que quedarme”. “No se preocupe”, la tranquilizó Daniela, y entonces sacó del escritorio el cuaderno que había estado buscando. Seguidamente le comenzó a explicar a la madre el problema con Oriana, leyendo al mismo tiempo cada una de las veces en las que había registrado en el cuaderno alguna conducta conflictiva por parte de la niña. En la mayoría de los casos había agredido verbalmente a alguno de sus compañeros; pero en unas cuantas ocasiones había llevado la agresión a lo físico.

Daniela terminó de hablar aproximadamente unos diez minutos más adelante. Se quedó callada, a la espera de que la madre de Oriana dijera algo. No obstante, en el rostro de la mujer se le notaba que se encontraba sorprendida, sin palabras. De ese modo, se hizo un silencio entre ambas que se prolongó durante unos momentos. Al cabo de eso, la madre retomó la palabra: “No puedo creer que Oriana haya actuado de esa forma. En nuestra casa se suele comportar muy bien”. No era la primera vez en la que Daniela tenía frente a sí una madre que negaba cualquier acusación contra su hijo, por lo cual no se sentía sorprendida. “Véalo usted misma —le dijo a la madre, y le entregó el cuaderno. Luego añadió—: Fíjese en que cada registro tiene la firma de la directora”. La firma no estaba puesta por accidente; Daniela la había solicitado porque sabía que la autoridad de la directora era una garantía de que los registros eran ciertos.

Un rato después la madre ya había leído todo, mas se había quedado callada. Transcurridos unos instantes, devolvió el cuaderno. “No me esperaba esto”, dijo, y en su tono se notaba la pena que le inundaba el corazón. “Mi intención no es que usted se sorprenda, sino que tenga consciencia de la situación para que me ayude a actuar. Todavía estamos a tiempo de corregir la conducta de Oriana”. La madre hizo un gesto de afirmación con la cabeza. “La verdad es que me siento responsable de todo este problema —confesó. Vio que la profesora se mostraba confundida, así que continuó—: Verá usted, sucede que en mi casa ha habido cierta… violencia”. Daniela abrió los ojos, sorprendida por aquella revelación. La mamá de Oriana empezó a contar las discusiones que tenía de vez en cuando con su esposo, en las cuales había una gran violencia recíproca entre ellos. Si bien no habían sido muchas, señaló, la niña había estado presente en todas. Eso encendió las alarmas de Daniela. “Claro —pensó—, ¿cómo no se me había ocurrido eso?”. De repente las agresiones de Oriana dejaban de parecerle una conducta aprendida en las caricaturas violentas de hoy en día, para convertirse en un fiel reflejo de la conducta observada en los padres. Se sintió tonta al saber que jamás se le había cruzado por la mente esa explicación.

“Los problemas entre usted y su esposo no son de mi incumbencia —dijo Daniela cuando ya la otra mujer había callado—. Sin embargo, en vista de que afectan a mi estudiante, no puedo pasarlos por alto”. “Sí, desde luego —dijo la mujer—; lo entiendo perfectamente”. De pronto comenzó a llorar, pero se apresuró a sacar un pañuelo de su bolso. “Créame que no es sencillo hallarse en una situación como la mía. Ya de por sí es fuerte tener que pelear con mi esposo, y ahora me entero…, me entero de que mi hija está copiando todo lo que ve en casa”. Fue en ese momento cuando rompió a llorar desconsoladamente. Daniela la veía callada: no sabía cómo actuar en situaciones así. Prefirió esperar a que la mujer se calmara por sí sola. Mientras tanto, se puso en contacto con Juan, el psicólogo del colegio. Le preguntó si podía acudir; él dijo que iría en un rato.

Cuando el psicólogo entró al salón de clases, la madre de Oriana había dejado de llorar. Daniela se apresuró a hacer las respectivas presentaciones. “Comprendo que esta situación es bastante personal —se justificó Daniela—, pero me tomé la molestia de pedirle a juan que viniera porque puede ser de gran ayuda. Es un profesional excelente y, además, ya ha ayudado a muchos docentes con casos como el suyo. Puede confiar plenamente en él”. La madre terminó de secarse las pocas lágrimas que aún quedaban en su rostro, a la vez que agradecía el apoyo. Juan procedió a sentarse y escuchó de boca de ella la misma historia que Daniela.

El psicólogo, al terminar de oír el relato, le pidió a la madre de Oriana que lo acompañara hasta su oficina, donde podría tomar formalmente aquel caso. Daniela le dio las gracias y los vio marcharse por el pasillo. Luego de eso, tomó sus cosas con prisa, pues sabía que se había retrasado bastante. Mientras viajaba en el coche no dejaba de pensar en que quizás Oriana no era la única de sus estudiantes que atravesaba una situación de violencia doméstica.

Reactivo 31

La madre de Oriana acude a ver a la profesora Daniela para…

  1. quejarse de las últimas notas que ha obtenido Oriana
  2. pedirle ayuda con los problemas que enfrenta en casa
  3. conversar sobre la situación de Oriana

Solución

La solución de este ejercicio se encuentra en la c). La madre de Oriana llega de improvisto para hablar sobre el problema de su hija. Así lo podemos ver en el fragmento siguiente, que corresponde al tercer párrafo:

  • “Maestra, le ofrezco mis disculpas —se excusó la madre—. Sé que no es bueno llegar sin avisar, pero quería aprovechar que tuve un rato libre. Vine para que me explique qué sucede con Oriana” (resaltamos con negritas la parte más importante).

En el segmento final de ese diálogo la madre confirma la elección que hemos hecho: ha ido para hablar con la profesora acerca de Oriana. Por lo tanto, la opción c) es correcta.

Reactivo 32

¿Cuál fue la razón de que la madre de Oriana no asistiera al colegio el día que había fijado la docente?

  1. Había salido de viaje a un país europeo.
  2. Hubo una reunión de emergencia en su lugar de trabajo.
  3. No quería ver a la profesora, pues se llevaba mal con ella.

Solución

Para resolver este ejercicio tenemos que elegir la b). Nuevamente tenemos que fijarnos en otro fragmento del tercer párrafo:

  • “Lamento también no haber asistido la vez pasada. No vaya a pensar que fue porque no quise. Lo que pasó fue que hubo una reunión de emergencia en donde trabajo y no tuve más opción que quedarme”.

Allí la propia madre de Oriana explica que la razón de su ausencia el día de la reunión original fue una reunión de emergencia en su trabajo, tal como lo indica la opción b).

Reactivo 33

La profesora Daniela decide tomar cartas en el asunto familiar porque…

  1. ella misma, cuando estaba pequeña, vivió en un hogar donde la violencia doméstica era muy común. Por ende, siente que al ayudar a Oriana hace lo que nadie nunca hizo por ella.
  2. la violencia que está presenciando Oriana hace que esta también se vuelva violenta en clase, lo que a su vez representa un problema para el bienestar de los demás alumnos.
  3. la madre de Oriana y ella han sido amigas desde que eran pequeñas. Siendo de esa forma, no puede dejar que sufra sola sin intentar al menos brindarle un apoyo.

Solución

La solución de este reactivo se encuentra en la b). La profesora Daniela intercede en la situación familiar de Oriana debido a que los problemas en el hogar alteran la conducta de la niña:

  • “Los problemas entre usted y su esposo no son de mi incumbencia —dijo Daniela cuando ya la otra mujer había callado—. Sin embargo, en vista de que afectan a mi estudiante, no puedo pasarlos por alto”.

En ese fragmento la propia docente deja claro que intercede porque el asunto familiar altera la conducta de Oriana durante las clases. Y ese cambio en la actitud de ella termina por poner en riesgo a los demás estudiantes, motivo que impulsa a Daniela a actuar. Por lo tanto, la opción b) es la correcta.

Reactivo 34

Identifique la intención del autor del texto anterior.

  1. Demostrar que existe una conexión directa entre la conducta de un niño y el ejemplo que le dan sus padres.
  2. Criticar la falta de interés que tienen algunos docentes en la vida personal de sus estudiantes.
  3. Probar que en todo colegio debe haber un psicólogo, ya que puede ser útil para resolver los problemas domésticos de los alumnos.

Solución

Claramente, la opción a elegir en este caso es la a).

El autor busca ejemplificar cómo la conducta de los padres acaba siendo replicada por los niños. Esto se puede evidenciar en la historia como tal, que se centra en el caso de una niña que, tras ver a sus padres agredirse mutuamente, termina por atacar ella a sus compañeros.

Todo el texto está estructurado con el fin de reforzar ese asunto: el inicio de la historia, los registros de la docente, la confesión de la madre sobre la violencia en casa, etc. Así, podemos defender la intención que nos ofrece la opción a).

En cambio, no hay nada nada que nos permita defender la opción b). A la vez, si bien aparece un psicólogo en la historia, su participación no justifica que escojamos la opción c), ya que no es un elemento protagónico, sino que forma parte de toda la estructura centrada en el tema de la violencia.

Reactivo 35

En un principio Daniela pensó que la conducta de Oriana se debía a…

  1. la envidia que sentía hacia sus compañeros.
  2. que se sentía ignorada tanto en la clase como en su casa.
  3. alguna de las caricaturas violentas que ven los niños.

Solución

Esta vez debemos inclinarnos por la c). Para comprenderlo fijémonos en lo que piensa la propia Daniela luego de que la madre le ha revelado los problemas domésticos:

  • «“Claro —pensó—, ¿cómo no se me había ocurrido eso?”. De repente las agresiones de Oriana dejaban de parecerle una conducta aprendida en las caricaturas violentas de hoy en día, para convertirse en un fiel reflejo de la conducta observada en los padres» (usamos las negritas para resaltar la parte importante).

Como podemos apreciar, la profesora había pensado que las agresiones se debían a alguna caricatura violenta que había visto la niña. Eso demuestra que hemos escogido bien la opción.

Reactivo 36

¿Cuál de los pensamientos mostrados a continuación se parece más al planteamiento del texto?

  1. Solo a través del ejemplo se puede enseñar a otra persona. Si un gerente quiere que sus empleados sean responsables, puntuales y comprometidos, es necesario que él mismo lo sea.
  2. El niño que ve a su padre maltratando a la esposa, ya sea verbal o físicamente, será igual de agresivo con su propia pareja en el futuro y también con las demás personas.
  3. El ser humano cosecha lo que siembra, de modo que quien va por la vida lastimando a otros está destinado a sufrir. Igualmente, quien trata mal a otro siempre será maltratado también.

Solución

La opción que resuelve este reactivo es la b).

En la lectura se plantea una niña, Oriana, que se ha vuelto violenta a raíz de ver a sus padres agrediéndose entre sí. Por su lado, el planteamiento de la opción b) se refiere a un niño que agrede a su pareja y otras personas luego de haber visto durante su infancia que su padre lo hacía con su madre.

En ambos casos se plantea el concepto de imitar una conducta observada y también un sujeto infantil como protagonista. Esas similitudes no las hallamos en ninguna de las otras dos opciones, por lo que podemos escoger solamente la b).

 

Lea el texto que se muestra a continuación y, con base en él, resuelva las preguntas planteadas

 

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,

y un huerto claro donde madura el limonero;

mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;

mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

 

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido

—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,

más recibí la flecha que me asignó Cupido,

y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

 

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,

pero mi verso brota de manantial sereno;

y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

 

Adoro la hermosura, y en la moderna estética

corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;

mas no amo los afeites de la actual cosmética,

ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

 

Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

 

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera

mi verso, como deja el capitán su espada:

famosa por la mano viril que la blandiera,

no por el docto oficio del forjador preciada.

 

Converso con el hombre que siempre va conmigo

—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;

mi soliloquio es plática con ese buen amigo

que me enseñó el secreto de la filantropía.

 

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.

A mi trabajo acudo, con mi dinero pago

el traje que me cubre y la mansión que habito,

el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

 

[1] Y cuando llegue el día del último vïaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.

Reactivo 37

¿Dónde ubica su infancia la voz del poema?

  1. En un patio de Sevilla.
  2. En un colegio militar.
  3. En una ciudad cercana al mar.

Solución

La solución de este reactivo se halla en la a). En el primer verso la voz poética nos da la ubicación de su infancia: “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”. Queda claro, entonces, que la ubicación correcta es un patio de Sevilla, como indica la opción elegida.

Reactivo 38

¿A qué se refieren los versos señalados con el número [1]?

  1. Al día de la muerte.
  2. Al viaje que hará el poeta alrededor del mundo.
  3. A la fecha de nacimiento.

Solución

En esta ocasión debemos inclinarnos por la opción a). Antes que nada, leamos una vez más los versos acompañados por el número [1]: “Y cuando llegue el día del último vïaje, / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar”.

En esos versos la clave está en último y en “que nunca ha de tornar”. Lo que ambos segmentos nos dan a entender es la idea de fin, de que algo se termina. Y precisamente por eso no hay un retorno. Esa cualidad va unido al concepto de viaje, que se refiere a una marcha.

Pues bien, la muerte es una marcha de la que no hay regreso; es decir, es una marcha eterna. ¿Qué otro elemento puede ajustarse mejor a la idea que transmiten los versos? La muerte es, sin dudas, la opción más correcta.

Así, los versos se refieren al día de la muerte de la voz poética, y esa es la razón por la que tenemos que elegir la a).

Reactivo 39

¿Cómo se debe entender el verso “mas no amo los afeites de la actual cosmética”?

  1. El poema está hecho a partir de las normas estilísticas que estaban de moda en la literatura.
  2. La voz del poema critica los productos cosméticos que utilizaba la gente en aquel entonces.
  3. La voz poética no comparte el estilo o la estética de los movimientos literarios de la época.

Solución

Para resolver este ejercicio hay que primero tener en cuenta la estrofa en la que aparece el verso en cuestión y analizar todo el contexto:

“Adoro la hermosura, y en la moderna estética

corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;

mas no amo los afeites de la actual cosmética,

ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar”.

La palabra clave en esa estrofa es estética, que nos habla del estilo o la forma. A partir de allí podemos entender que afeites, cosmética y gay–trinar se refieren a esos aspectos del poema. Por otra parte, los adjetivos actual y nuevo (y antes de ellos moderna) nos ubican la estética en la época del poema.

Considerando todo ese análisis en torno al contexto, podemos concluir que el verso “mas no amo los afeites de la actual cosmética” hace alusión al rechazo de la voz poética sobre la estética o el estilo de los movimientos literarios que dominaban en ese entonces. De esa forma, la interpretación correcta es la que nos ofrece la opción c).

Reactivo 40

Según lo que se dice en el texto, la voz poética quiere dejar su _________ tal como el capitán deja su _________.

  1. palabra – esposa
  2. verso – espada
  3. alma – ejército

Solución

En este caso tenemos que seleccionar la opción b). La explicación se encuentra en los siguientes versos de la estrofa seis: “¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera / mi verso, como deja el capitán su espada…”.

En ellos podemos leer que la voz quiere dejar su verso como el capitán su espada. Por consiguiente, hemos elegido la opción correcta.